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Un Mar De Armaduras
Morgan Rice


El Anillo del Hechicero #10
UN MAR DE ARMADURAS ( LIBRO # 10 DE EL ANILLO DEL HECHICERO), Gwendolyn da a luz al hijo de ella y de Thorgrin, en medio de augurios poderosos. Con un hijo, las vidas de Gwendolyn y Thorgrin cambian para siempre, al igual que el destino del Anillo. Thor no tiene otra opción que embarcarse para encontrar a su madre, dejar a su esposa e hijo e ir a su tierra natal en una peligrosa misión que pondrá el futuro del Anillo en juego. Antes de que Thor se embarque, se une con Gwendolyn en la boda más grande en la historia de los MacGil, primero debe ayudar a reconstruir La Legión, profundiza su formación con Argon y se le da el honor que él siempre había soñado cuando fue llevado con Los Plateados y se convierte en Caballero. Gwendolyn está atormentada por el nacimiento de su hijo, la partida de su esposo y la muerte de su madre. Todo el Anillo se reúne para el funeral real, que vuelve a unir a las hermanas separadas, Luanda y Gwendolyn, en una confrontación final que tendrá consecuencias nefastas. Las profecías de Argon resuenan en su mente, y Gwendolyn presiente un peligro inminente para el Anillo y promueve su plan para rescatar a toda su gente en caso de una catástrofe. Erec recibe noticias de la enfermedad de su padre y es llamado a volver a su casa, a las Islas del Sur; Alistair se une a él en el viaje, mientras sus planes de boda se ponen en movimiento. Kendrick busca a su madre perdida y se sorprende al ver a quién encuentra. Elden y O’Connor regresan a sus pueblos para encontrar las cosas no como las esperaban, mientras que Conven cae en el más profundo luto y hacia el lado oscuro. Steffen inesperadamente encuentra el amor, mientras Sandara sorprende a Kendrick al abandonar el Anillo, de regreso a su patria, en el Imperio. Reece, muy a su pesar, se enamora de su prima, y cuando los hijos de Tirus se enteran, ponen en marcha una gran traición. Matus y Srog tratan de mantener el orden en las Islas Superiores, pero ocurre una tragedia por un malentendido cuando Selese descubre el romance, justo antes de su boda, y una guerra amenaza con estallar en las Islas Superiores debido a las pasiones de Reece. El lado McCloud de Tierras Altas es igualmente inestable, con una guerra civil al borde de iniciar, debido al mando inestable de Bronson y a las acciones despiadadas de Luanda. Con el Anillo en el borde de la guerra civil, Rómulo, en el Imperio, descubre una nueva forma de magia que podría destruir el Escudo para siempre. Hace un trato con el lado oscuro y, envalentonado, con un poder que ni siquiera Argon puede detener, Rómulo se embarca en una forma segura para destruir el Anillo. Con su sofisticada construcción del mundo y caracterización, UN CIELO DE HECHIZOS (A SKY OF SPELLS), es un relato épico de amigos y amantes, de rivales y pretendientes, de caballeros y dragones, de intrigas y maquinaciones políticas, de cumplir la mayoría de edad, de corazones rotos, de decepción, ambición y traición. Es una historia de honor y valor, de suerte y destino, de hechicería. Es una fantasía que nos lleva a un mundo que nunca olvidaremos, y que gustará a personas de todas las edades y géneros.





Morgan Rice

Un Mar De Armaduras (Libro #10 De El Anillo Del Hechicero)




Acerca de Morgan Rice

Morgan Rice tiene el #1 en Г©xito en ventas como el autor mГЎs exitoso de USA Today con la serie de fantasГ­a Г©pica EL ANILLO DEL HECHICERO, compuesta de diecisiete libros; de la serie #1 en ventas EL DIARIO DEL VAMPIRO, compuesta de once libros (y contando); de la serie #1 en ventas LA TRILOGГЌA DE SUPERVIVENCIA, novela de suspenso post-apocalГ­ptica compuesta de dos libros (y contando); y de la nueva serie de fantasГ­a Г©pica REYES Y HECHICEROS. Los libros de Morgan estГЎn disponibles en audio y ediciones impresas, y las traducciones estГЎn disponibles en mГЎs de 25 idiomas.

¡TRANSFORMACIÓN (Libro #1 en El Diario del Vampiro), ARENA UNO (Libro #1 de la Trilogía de Supervivencia), LA SENDA DE LOS HÉROES (Libro #1 en el Anillo del Hechicero) y EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES (Reyes y Hechiceros—Libro #1)  están todos disponibles como descarga gratuita!

A Morgan le encanta escucharte, asГ­ que por favor visita www.morganricebooks.com para unirte a la lista de email, recibir un libro gratuito, recibir regalos, descargar el app gratuito, conocer las Гєltimas noticias, conectarte con Facebook y Twitter, ВЎy seguirla de cerca!



Algunas Opiniones Acerca de Morgan Rice

"Es una fantasía animada que entrelaza elementos de misterio e intriga en su historia. La Senda de los Héroes (A Quest of Heroes) trata acerca de la realización del valor y de darse cuenta del propósito de la vida que conduce al crecimiento, madurez y excelencia…Para aquellos que buscan aventuras de fantasía sustanciosa, los protagonistas, estratagemas y acción proporcionan un vigoroso sistema de encuentros que se centran en la evolución de Thor, de ser un muchacho soñador a convertirse en un joven adulto que se enfrenta a retos imposibles para sobrevivir… Es sólo el comienzo de lo que promete ser una serie épica para adultos jóvenes".



В В В В Midwest Book Review (D. Donovan, CrГ­tico de eBook)

"EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SORCERERВґS RING) tiene todos los ingredientes para ser un Г©xito inmediato: tramas, conspiraciones, misterio, caballeros aguerridos y relaciones florecientes repletas de corazones rotos, decepciones y traiciones.В  Lo mantendrГЎ entretenido durante horas y satisfarГЎ a las personas de todas las edades.В  Recomendado para la biblioteca habitual de todos los lectores del gГ©nero de la fantasГ­a".



В В В В --Books and Movie Reviews, Roberto Mattos

"La entretenida fantasía épica de Rice [EL ANILLO DEL HECHICERO – THE SORCERER’S RING] incluye rasgos clásicos del género – una buena ambientación, grandemente inspirada en la antigua Escocia y su historia, y un buen sentido de la intriga de la Corte".



    – Kirkus Reviews

"Me encantó cómo Morgan Rice construyó el personaje de Thor y el mundo en que vive. El paisaje y las criaturas que viven ahí, estuvieron muy bien descritos… La disfruté [la trama]. Fue corto y tierno… Tiene la cantidad adecuada de personajes secundarios, así que no me confundí. Contenía aventuras y momentos espeluznantes, pero la acción representada no era demasiado grotesca. El libro sería perfecto para un lector adolescente… Los inicios de algo increíble están ahí…"



В В В В --San Francisco Book Review

"En este primer libro lleno de acción de la saga de la fantasía épica de El Anillo del Hechicero – The Sorcerer’s Ring (que actualmente consta de 14 libros), Rice presenta a los lectores a Thorgrin, ’Thor’ McLeod, de 14 años, cuyo sueño es unirse a la Legión de los Plateados, caballeros de élite que sirven al rey… La obra de Rice es sólida y el argumento es fascinante".



В В В В --Publishers Weekly

"[LA SENDA DE LOS HÉROES – A QUEST OF HEROES] es de lectura fácil y rápida. Los finales de los capítulos hacen que tengas que leer lo que sigue y no quieras dejarlo. Hay algunos errores en el libro y algunos nombres están mezclados, pero eso no distrae de la historia en general. El final del libro me hizo querer conseguir el siguiente libro inmediatamente, y eso es lo que hice. Las nueve series del Anillo del Hechicero (The Sorcerer’s Ring) se pueden adquirir actualmente en la tienda Kindle y La Senda de los Héroes (A Quest of Heroes) ¡es gratis, para que uno empiece! Si está buscando algo rápido y divertido para leer mientras está de vacaciones, este libro es el adecuado".



В В В В --FantasyOnline.net



Libros de Morgan Rice

REYES Y HECHICEROS

EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES (Libro #1)

EL DESPERTAR DEL VALIENTE (Libro #2)



EL ANILLO DEL HECHICERO

LA SENDA DE LOS HÉROES (Libro #1)

UNA MARCHA DE REYES (Libro #2)

UN DESTINO DE DRAGONES (Libro #3)

UN GRITO DE HONOR (Libro #4)

UN VOTO DE GLORIA (Libro #5)

UNA POSICIГ“N DE VALOR (Libro #6)

UN RITO DE ESPADAS (Libro #7)

UNA CONCESIГ“N DE ARMAS (Libro #8)

UN CIELO DE HECHIZOS (Libro #9)

UN MAR DE ARMADURAS (Libro #10)

UN REINO DE ACERO (Libro #11)

UNA TIERRA DE FUEGO (Libro #12)

UN MANDATO DE REINAS (Libro #13)

UNA PROMESA DE HERMANOS (Libro #14)

UN SUEГ‘O DE MORTALES (Libro #15)

UNA JUSTA DE CABALLEROS (Libro #16)

EL DON DE LA BATALLA (Libro #17)



LA TRILOGГЌA DE SUPERVIVENCIA

ARENA UNO: SLAVERSUNNERS (Libro #1)

ARENA DOS (Libro #2)



EL DIARIO DEL VAMPIRO

TRANSFORMACIГ“N (Libro # 1)

AMORES (Libro # 2)

TRAICIONADA (Libro # 3)

DESTINADA (Libro # 4)

DESEADA (Libro # 5)

COMPROMETIDA (Libro # 6)

JURADA (Libro # 7)

ENCONTRADA (Libro # 8)

RESUCITADA (Libro # 9)

ANSIADA (Libro # 10)

CONDENADA (Libro # 11)












Escuche la saga de EL LIBRO DEL HECHICERO en formato de audio libro!


Derechos Reservados В© 2013 por Morgan Rice

Todos los derechos reservados.В  A excepciГіn de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de EE.UU. de 1976, ninguna parte de esta publicaciГіn puede ser reproducida, distribuida o transmitida en forma o medio alguno, ni almacenada en una base de datos o sistema de recuperaciГіn de informaciГіn, sin la autorizaciГіn previa de la autora.

Este libro electrГіnico estГЎ disponible solamente para su disfrute personal.В В  Este libro electrГіnico no puede ser revendido ni regalado a otras personas. Si desea compartir este libro con otra persona, tiene que adquirir un ejemplar adicional para cada uno. Si estГЎ leyendo este libro y no lo ha comprado, o no lo comprГі solamente para su uso, por favor devuГ©lvalo y adquiera su propio ejemplar. Gracias por respetar el arduo trabajo de esta escritora.

Г‰sta es una obra de ficciГіn.В  Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes, son producto de la imaginaciГіn de la autora o se utilizan de manera ficticia.В В  Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, es totalmente una coincidencia.

Imagen de la cubierta Derechos Reservados, Razoomgame, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com.


Earl: "Si tuviГ©ramos aquГ­
Al menos a diez 10 mil de esos hombres en Inglaterra…"

Enrique V "No, mi primo justo…
Mientras menos hombres, mayor parte del honor.
ВЎEs la voluntad de Dios! Te lo ruego, no desees ni un hombre mГЎs".

В В В В --William Shakespeare
В В В В Enrique V






CAPГЌTULO UNO


Gwendolyn gritГі y gritГі mientras el dolor la hacГ­a pedazos.

YacГ­a de espaldas en el campo de flores silvestres, le dolГ­a su estГіmago mГЎs de lo que imaginaba posible, destrozГЎndola, pujando, tratando de sacar al bebГ©. Una parte de ella deseaba que todo terminara, que pudiera llegar a un lugar seguro antes de que el bebГ© llegara. Pero una parte mayor de ella sabГ­a que el bebГ© estaba llegando, le gustara o no.

Por favor, Dios, ahora no, rezГі ella. SГіlo unas horas mГЎs. DГ©janos llegar a un lugar seguro, primero.

Pero el destino no lo querГ­a asГ­. Gwendolyn sintiГі otro tremendo dolor a travГ©s de su cuerpo, y se reclinГі y gritГі cuando sintiГі al bebГ© girar dentro de ella, a punto de salir. Ella sabГ­a que era imposible que pudiera detenerlo.

En cambio, Gwen pujГі, obligГЎndose a respirar como las enfermeras le habГ­an enseГ±ado, tratando de ayudarlo a salir. Sin embargo, no parecГ­a estar funcionando, y gimiГі en agonГ­a.

Gwen se sentГі una vez mГЎs y mirГі a su alrededor buscando cualquier seГ±al de que hubiera alguna persona.

"ВЎAUXILIO!", gritГі con toda la fuerza de sus pulmones.

No hubo ninguna respuesta. Gwen estaba en medio de los campos de verano, muy lejos de alma alguna, y su grito fue absorbido por los ГЎrboles y el viento.

Gwen siempre tratГі de ser fuerte, pero tuvo que admitir que estaba aterrorizada. Menos por sГ­ misma y mГЎs por el bebГ©. ВїQuГ© pasarГ­a si nadie los encontraba? Aunque pudiera parir por sГ­ misma, ВїcГіmo serГ­a capaz de irse de este lugar con el bebГ©? TenГ­a el mal presentimiento de que ella y el bebГ© morirГ­an.

Gwen pensГі en el Mundo de las Tinieblas, en ese momento fatГ­dico con Argon cuando ella lo habГ­a liberado, la elecciГіn que tuvo que hacer. El sacrificio. La opciГіn insoportable que habГ­a sido forzada a tomar, teniendo que elegir entre su esposo y su bebГ©. LlorГі, recordando la decisiГіn que habГ­a tomado. ВїPor quГ© la vida siempre exigГ­a sacrificios?

Gwendolyn sostuvo el aliento mientras el bebГ© de repente cambiaba de posiciГіn dentro de ella; un dolor severo resonГі desde la parte superior de su cabeza hasta los pies. SentГ­a como si fuera un ГЎrbol de roble partiГ©ndose en dos desde el interior.

Gwendolyn se acercГі y gimiГі mientras miraba al cielo, tratando de imaginarse en cualquier lugar, menos aquГ­. Ella tratГі de aferrarse a algo en su mente, algo que le diera una sensaciГіn de paz.

PensГі en Thor. Se veГ­a junto con Г©l, cuando se conocieron por primera vez, caminando a travГ©s de estos mismos campos, agarrados de la mano, Krohn saltando a sus pies. Ella intentГі llevar la imagen a la vida en su mente, tratado de concentrarse en los detalles.

Pero no estaba funcionando. Abrió los ojos con un sobresalto, el dolor la hacía volver a la realidad. Se preguntaba cómo había terminado aquí, en este lugar, sola – entonces se acordó de Aberthol, hablándole de su madre moribunda, de haber corrido para ir a verla. ¿Su madre también estaba muriendo en ese momento?

De repente, Gwen gritГі, sintiendo que estaba muriendo, y mirГі hacia abajo y vio la corona de la cabeza del bebГ© emergiendo. Ella se reclinГі y gritГі mientras pujaba y pujaba, sudando, con la cara de un tono rojo brillante.

Hubo un Гєltimo pujido, y de repente, un llanto atravesГі el aire.

Era el llanto de un bebГ©.

De repente, el cielo se ennegreciГі. Gwen mirГі hacia arriba y vio con miedo cГіmo el dГ­a perfecto de verano, sin previo aviso, se convirtiГі en noche. Vio como los dos soles de repente fueron eclipsados por las dos lunas.

Un eclipse total de ambos soles. Gwen casi no lo podГ­a creer: ella sabГ­a que sГіlo sucedГ­a una vez cada diez mil aГ±os.

Gwen observГі con terror cГіmo se encontraba inmersa en la oscuridad. De repente, el cielo se llenГі de relГЎmpagos, los rayos parpadeaban, y Gwen sintiГі que le arrojaban pequeГ±as bolitas de hielo. Ella no entendГ­a lo que estaba sucediendo, hasta que finalmente se dio cuenta de que estaba granizando.

Ella sabГ­a que todo esto era un enorme presagio, que todo ocurrГ­a en el momento preciso del nacimiento de su bebГ©. Ella mirГі hacia abajo al bebГ© y supo de inmediato que era mГЎs poderoso de lo que ella podrГ­a entender. Que Г©l era de otro reino.

Cuando naciГі, llorando, Gwen instintivamente estirГі la mano y lo sujetГі, tirando de su pecho antes de que pudiera deslizarse en el pasto y el lodo, protegiГ©ndolo de la lluvia, mientras lo envolvГ­a en sus brazos.

Г‰l gemГ­a, y al hacerlo, la tierra comenzГі a temblar. Ella sintiГі la tierra temblar, y a lo lejos, vio rocas rodando por las laderas. PodГ­a sentir el poder de este niГ±o fluyendo a travГ©s de ella, afectando a todo el universo.

Mientras Gwen lo sujetaba con fuerza, se sentГ­a mГЎs dГ©bil a cada momento; sentГ­a que perdГ­a mucha sangre. Se sintiГі mareada, demasiado dГ©bil para moverse, apenas lo suficientemente fuerte para sostener a su bebГ©, que no paraba de llorar en su pecho. Apenas podГ­a sentir sus propias piernas.

Gwen tuvo un mal presentimiento de que moriría allí, en estos campos, con este bebé. Ya no se preocupaba por ella misma – pero no podía imaginar la idea de que su bebé muriera.

"ВЎNO!", gritГі Gwen, convocando hasta el Гєltimo poco de fuerza que tenГ­a, para protestar a los cielos.

Mientras Gwen dejaba caer su cabeza hacia atrГЎs, tirada en el suelo, un grito llegГі en respuesta. No fue un grito humano. Era el de una criatura antigua.

Gwen comenzГі a perder la conciencia. Ella mirГі hacia arriba, sus ojos se fijaban en ella y vio aparecer algo desde los cielos. Era una bestia enorme, bajando hacia ella, y se dio cuenta que era una criatura que ella amaba.

Ralibar.

Lo Гєltimo que vio Gwen, antes de que sus ojos se cerraran para siempre, fue a Ralibar, bajando hacia ella, con sus enormes y brillantes ojos verdes y sus escamas rojas y antiguas, con sus garras extendidas y apuntando hacia ella.




CAPГЌTULO DOS


Luanda estaba paralizada, en estado de shock, mirando el cadГЎver de Koovia, todavГ­a con la daga ensangrentada en la mano, sin poder creer lo que habГ­a hecho.

Todo el salГіn de banquetes quedГі en silencio y la miraron, sorprendidos, nadie se moviГі ni un instante. Todos miraban el cadГЎver de Koovia a sus pies, el intocable Koovia, el gran guerrero del Reino McCloud, segundo solamente en destreza al rey McCloud y la tensiГіn era tan gruesa en la sala, que podrГ­a cortarse con un cuchillo.

Luanda era la mГЎs sorprendida de todos. SintiГі su mano ardiente, con la daga todavГ­a en ella, sintiГі una acometida de calor, entusiasmada y aterrorizada por haber matado a un hombre. Ella estaba, mГЎs que nada, orgullosa de haberlo hecho, orgullosa de haber detenido a este monstruo antes de que Г©l pudiera poner las manos sobre su esposo o de la novia. Obtuvo lo que merecГ­a. Todos esos McCloud eran salvajes.

Hubo un grito repentino y Luanda volteГі a ver al guerrero lГ­der de Koovia, a pocos metros de distancia, irrumpiendo repentinamente en acciГіn, con la venganza en sus ojos y corriendo hacia ella. LevantГі su espada por lo alto y la dirigiГі hacia su pecho.

Luanda estaba aГєn demasiado entumecida para reaccionar, y este guerrero se moviГі rГЎpidamente. Ella se preparГі, sabiendo que en un momento, sentirГ­a el frГ­o acero perforando su corazГіn. Pero a Luanda no le importaba. Lo que pasara con ella ahora ya no importaba ahora que habГ­a matado a ese hombre.

Luanda cerró sus ojos cuando el acero bajó, lista para la muerte – y en cambio, se sorprendió al escuchar un repentino sonido metálico.

Ella abriГі los ojos y vio a Bronson avanzando, levantando su espada y bloqueando el golpe del guerrero. Eso la sorprendiГі; no pensГі que Г©l podГ­a hacer eso, o que, con su mano buena, pudiera dar un golpe tan poderoso. Sobre todo, estaba muy emocionada para darse cuenta de que se preocupaba lo suficiente por ella para arriesgar su propia vida.

Bronson blandiГі hГЎbilmente su espada alrededor e incluso con sГіlo una mano; tenГ­a tal habilidad y fuerza que se las arreglГі para apuГ±alar al guerrero en el corazГіn, matГЎndolo en el acto.

Luanda casi no lo podГ­a creer. Bronson, una vez mГЎs, le habГ­a salvado la vida. Ella se sentГ­a profundamente en deuda con Г©l y sintiГі un torrente fresco de amor por Г©l. Tal vez era mГЎs fuerte de lo que habГ­a imaginado.

Estallaron gritos en ambos lados del pasillo, mientras los McCloud y los MacGil corrГ­an unos hacia los otros, ansiosos por ver quiГ©n podrГ­a matar al otro primero. Todos los pretextos de civilidad que se habГ­an producido a lo largo del dГ­a de la boda y la festividad de la noche, se habГ­an ido. Ahora era la guerra: guerrero contra guerrero, todo calentado por la bebida, alimentada por la rabia, por la indignidad que los McCloud habГ­an intentado perpetrar al tratar de violar a la novia.

Los hombres saltaban sobre la gruesa mesa de madera, ansiosos por matarse unos a otros, apuГ±alГЎndose mutuamente, agarrГЎndose unos a otros de la cara, luchando mutuamente en la mesa, tirando la comida y el vino. La habitaciГіn era tan estrecha, estaba tan llena de gente, que quedaban hombro con hombro, con apenas espacio para maniobrar, los hombres gruГ±endo y apuГ±alando y gritando y llorando mientras la escena era un caos completo y sangriento.

Luanda pretendГ­a recuperarse. La pelea fue tan rГЎpida y tan intensa, que los hombres llenos de esa sed de sangre, estaban tan concentrados en matarse unos a otros, que nadie tomГі un momento para mirar alrededor y observar la periferia de la habitaciГіn. Luanda observГі todo y asimilГі todo con una perspectiva mayor. Ella fue la Гєnica persona que observГі a los McCloud yendo hacia las orillas de la habitaciГіn, blindando lentamente las puertas, una a la vez y luego escabullГ©ndose hacia afuera.

Los pelos se levantaron en la parte posterior de su cuello mientras Luanda se daba cuenta de lo que estaba sucediendo. Los McCloud encerraron a todos en el salón – y huyeron por una razón. Les vio tomar las antorchas de la pared, y sus ojos se abrieron de par en par, llenos de pánico. Se dio cuenta con horror que los McCloud iban a quemar el pasillo con todo el mundo atrapado dentro – incluso sus propios miembros del clan.

Luanda debiГі haberlo sabido. Los McCloud eran despiadados, y harГ­an cualquier cosa para ganar.

Luanda mirГі alrededor, viendo cГіmo se desarrollaba todo ante ella, y vio una puerta que no estaba blindada.

Luanda se dio vuelta, se separГі de los demГЎs y corriГі hacia la puerta restante, dando codazos y empujando a los hombres fuera de su camino. Vio tambiГ©n a un McCloud, corriendo hacia esa puerta al otro lado de la habitaciГіn, y corriГі mГЎs rГЎpido, con los pulmones estallando, decidida a ganarle.

Los McCloud no vieron acercarse a Luanda cuando llegГі a la puerta, agarraron una viga de madera, gruesa y se prepararon para blindarla. Luanda saliГі volando desde el costado, elevando su daga y apuГ±alГЎndolo por la espalda.

El hombre McCloud clamГі, arqueГі la espalda y cayГі al suelo.

Luanda agarrГі la viga, la arrancГі de la puerta, la abriГі y corriГі hacia afuera, con los ojos ajustГЎndose a la oscuridad, Luanda mirГі de izquierda a derecha y vio a los McCloud, alineados afuera de la sala, todos llevando antorchas, preparГЎndose para prenderle fuego. Luanda estaba llena de pГЎnico. No podГ­a permitir que eso ocurriera.

Se dio vuelta, corriГі hacia el salГіn, agarrГі a Bronson y lo alejГі de la escaramuza.

"¡Los McCloud!", gritó desesperadamente. "¡Se preparan para quemar al salón! ¡Ayúdame!". ¡Saca a todos! ¡AHORA!”.

Bronson, comprendiendo, abriГі sus ojos de par en par, lleno de miedo, y sin dudarlo, se volviГі, corriГі hacia los lГ­deres MacGil, les sacГі de la pelea y les gritГі, gesticulando hacia la puerta abierta. Todos se volvieron y se dieron cuenta, luego gritГі Гіrdenes a sus hombres.

Para satisfacciГіn de Luanda, vio cГіmo los hombres MacGil de repente se separaron de la pelea, se volvieron y corrieron hacia la puerta abierta que ella habГ­a salvado.

Mientras ellos se estaban organizando, Luanda y Bronson no perdieron el tiempo. Г‰l corriГі hacia la puerta, y ella se horrorizГі al ver a otro McCloud corriendo hacia ella, recoger la viga e intentar blindarla. Ella no creГ­a que podГ­a ganarle esta vez.

Esta vez, Bronson reaccionГі; levantГі su espada por lo alto, se inclinГі hacia adelante y la lanzГі.

VolГі por el aire, agitГЎndose de punta a punta, hasta que finalmente quedГі empalada en la espalda de los McCloud.

El guerrero gritГі y cayГі al suelo, y Bronson corriГі a la puerta y la abriГі justo a tiempo.

Decenas de MacGil irrumpieron a travГ©s de la puerta abierta, y Luanda y Bronson se unieron a ellos. Lentamente, el pasillo se vaciГі de todos los MacGil, los McCloud miraban asombrados cГіmo sus enemigos se estaban retirando.

Una vez que todos estuvieron afuera, Luanda dio un portazo, recogiГі la viga con varios otros y cerraron la puerta desde el exterior, para que los McCloud no pudieran seguirlos.

Los McCloud que estaban en el exterior comenzaron a darse cuenta, y empezaron a dejar sus antorchas y sacaron sus espadas para ir al ataque.

Pero Bronson y los otros no les dieron tiempo. Se dirigieron hacia los soldados McCloud alrededor de la estructura, apuГ±alГЎndolos y matГЎndolos mientras bajaban sus antorchas y buscaban a tientas con sus brazos. La mayorГ­a de los McCloud estaban todavГ­a dentro, y las pocas docenas que estaban afuera no podГ­an enfrentarse a las acometidas de los enfurecidos MacGil, quien, con ira en los ojos, mataron a todos rГЎpidamente.

Luanda se quedГі allГ­ parada, Bronson a su lado, junto a los miembros del clan MacGil, todos ellos jadeando, emocionados por estar vivos. Todos miraron a Luanda con respeto, sabiendo que le debГ­an sus vidas.

Mientras estaban allГ­, comenzaron a escuchar los golpes de los McCloud adentro, intentando salir. Los MacGil lentamente se dieron vuelta sin saber quГ© hacer, buscando el liderazgo de Bronson.

"Debes dejar la rebeliГіn", dijo Luanda enГ©rgicamente. "Debes tratarlos con la misma brutalidad con la que pretendГ­an tratarte".

Bronson la mirГі, vacilante, y ella pudo ver la duda en sus ojos.

"El plan de ellos no funcionГі", dijo Г©l. "EstГЎn atrapados allГ­ dentro. Como prisioneros". Vamos a arrestarlos".

Luanda meneГі la cabeza enГ©rgicamente.

"ВЎNO!", gritГі ella. "Estos hombres buscan tu liderazgo. Esta es una parte brutal del mundo. No estamos en la Corte del Rey. AquГ­ reina la brutalidad. La brutalidad exige respeto. Esos hombres que estГЎn adentro, no pueden quedar vivos. ВЎSe debe establecer un ejemplo!".

Bronson enfureciГі, horrorizado.

"ВїQuГ© estГЎs diciendo?",В  preguntГі Г©l. "ВїQue debemos quemarlos vivos? ВїQue los tratemos con la misma carnicerГ­a con que nos trataron?".

Luanda apretГі su mandГ­bula.

"Si no lo haces, recuerda mis palabras: seguramente un dГ­a te asesinarГЎn a ti".

Los miembros del clan MacGil se reunieron alrededor, atestiguando su argumento, y Luanda se quedó allí, echando humo de frustración. Ella amaba a Bronson – después de todo, él le había salvado la vida. Y sin embargo ella odiaba lo débil e ingenuo que podía ser.

Luanda estaba harta de los hombres que gobernaban, de los hombres que tomaban malas decisiones. Ella ansiaba gobernar, sabГ­a que serГ­a mejor que cualquiera de ellos. Ella sabГ­a que a veces se necesitaba una mujer para gobernar en un mundo de hombres.

Luanda, desterrada y marginada toda su vida, sentía que ya no podría sentarse en el banquillo. Después de todo, fue gracias a ella que todos estos hombres estaban vivos ahora. Y era hija de un rey – y primogénita, nada menos.

Bronson se quedГі allГ­, mirando, vacilante y Luanda pudo ver que no llevarГ­a a cabo ninguna acciГіn.

Pero ella no podГ­a aguantar mГЎs. Luanda gritГі de frustraciГіn, corriГі hacia adelante, arrebatГі una antorcha de manos de un ayudante, y mientras todos los hombres la observaban en silencio, ella corriГі delante de ellos, sostuvo la antorcha por lo alto y la arrojГі.

La linterna iluminГі la noche, volando en el aire, de extremo a extremo y aterrizando en la cima del techo de paja de la sala de fiestas.

Luanda vio con satisfacciГіn como las llamas comenzaron a esparcirse.

Los MacGil que estaban alrededor de ella soltaron un grito, y todos ellos siguieron su ejemplo. Cada uno recogiГі una antorcha y la lanzГі, y pronto se levantaron las llamas y el calor se hizo mГЎs fuerte, chamuscando su rostro, iluminando la noche. Pronto, la sala estaba ardiendo en una gran conflagraciГіn.

Los gritos de los McCloud atrapados dentro se propagaron en la noche, y mientras Bronson se estremecГ­a, Luanda estaba parada allГ­, frГ­a, dura, despiadada, con las manos en las caderas y se sintiГі satisfecha de cada uno.

Se volviГі hacia Bronson, que estaba allГ­ parado, con la boca abierta en estado de shock.

"Eso", le dijo ella, desafiante, "es lo que significa gobernar".




CAPГЌTULO TRES


Reece caminГі con Stara, hombro con hombro, sus manos se movГ­an y se sacudГ­an y rozaban mutuamente, pero sin tomarse de la mano. Ellos caminaron a travГ©s de interminables campos de flores en la cordillera, rebosante de color, con una imponente vista de las Islas Superiores. Caminaban en silencio, Reece abrumado por sus emociones encontradas; no sabГ­a quГ© decir.

Reece recordó ese momento fatídico en el que había trabado la mirada en Stara, en el lago de la montaña. Había alejado a su séquito, ya que necesitaba tiempo a solas con ella. Habían estado reacios a dejarlos solos – especialmente Matus, que conocía muy bien su historia – pero Reece había insistido. Stara era como un imán, atrayendo a Reece, y no quería que nadie estuviera alrededor de ellos. Necesitaba tiempo para ponerse al día con ella, para hablar con ella, para entender por qué tenía la misma mirada de amor que él sentía por ella. Necesitaba entender si todo esto era real, y lo que les estaba pasando.

El corazГіn de Reece se acelerГі mientras caminaba, sin saber dГіnde empezar, quГ© hacer a continuaciГіn. Su mente racional le gritaba que se diera vuelta y echara a correr, que se alejara todo lo posible de Stara, que tomara el siguiente barco a tierra firme y nunca pensara en ella otra vez. Que regresara a casa con su futura esposa quien lo estaba esperando. DespuГ©s de todo, Selese lo amaba y Г©l amaba a Selese. Y su enlace matrimonial estaba a dГ­as de distancia.

Reece sabГ­a que era lo mГЎs prudente. Era lo correcto.

Pero la parte lГіgica de Г©l estaba siendo abrumado por sus emociones, por las pasiones que no podГ­a controlar, que se negaba a ser servil de su mente racional. Eran pasiones que le obligaban a permanecer aquГ­, junto a Stara, caminar y caminar con ella a travГ©s de estos campos. Era la parte incontrolable de sГ­ mismo que nunca habГ­a entendido, que lo habГ­a dominado toda su vida paraВ  hacer cosas impulsivas, para seguir su corazГіn. Eso no siempre le habГ­a llevado a tomar las mejores decisiones. Pero un rasgo fuerte, apasionado corrГ­a a travГ©s de Reece, y no siempre era capaz de controlarlo.

Mientras Reece caminaba al lado de Stara, se preguntaba si ella sentía lo mismo que él. La palma de su mano rozó la de él mientras caminaba, y creyó detectar una ligera sonrisa en la comisura de sus labios. Pero ella era difícil de leer – siempre lo había sido. La primera vez que él la conoció, cuando eran niños, recordó haber quedado asombrado, incapaz de moverse, incapaz de pensar en nada más que en ella durante días. Había algo en sus ojos translúcidos, algo en la forma en que se conducía, tan orgullosa y noble, como un lobo, parado detrás de él, que lo hipnotizaba.

Siendo niГ±os, ellos sabГ­an que una relaciГіn entre primos estaba prohibida. Pero nunca pareciГі desconcertarlos. Algo existГ­a entre ellos, algo tan fuerte, demasiado fuerte, que atraГ­a uno hacia al otro, a pesar de lo que pensaba del mundo. Jugaban juntos como niГ±os, como mejores amigos instantГЎneos, eligiendo su mutua compaГ±Г­a inmediatamente sobre cualquiera de sus otros primos o amigos. Cuando visitaban las Islas Superiores, Reece se encontraba pasando cada momento con ella; ella le habГ­a correspondido, corriendo a su lado, esperando en la orilla durante dГ­as hasta que llegaba su barco.

Al principio, sГіlo habГ­an sido mejores amigos. Pero entonces crecieron, y una fatГ­dica noche bajo las estrellas, todo habГ­a cambiado. A pesar de estar prohibida, su amistad se convirtiГі en algo mГЎs fuerte, mГЎs grande que ellos, y tampoco era capaz de resistir.

Reece dejarГ­a las islas soГ±ando con ella, distraГ­do hasta el punto de la depresiГіn, enfrentando noches de insomnio durante meses. VeГ­a su cara cada noche en la cama y deseaba que ni un ocГ©ano y ni una ley de familia, se interpusiera entre ellos.

Reece sabГ­a que ella sentГ­a lo mismo; habГ­a recibido innumerables cartas de ella, transportadas en las alas de un ejГ©rcito de halcones, expresando su amor por Г©l. Г‰l tambiГ©n le habГ­a escrito, aunque no tan elocuentemente como ella.

El día de en que las dos familias MacGil tuvieron una pelea, fue uno de los peores días en la vida de Reece. Fue el día en que el hijo mayor de Tirus murió envenenado por el mismo veneno que Tirus había planeado para el padre de Reece. No obstante, Tirus culpó al rey MacGil. La desavenencia comenzó, y fue el día en el que el corazón de Reece – y de Stara – había muerto por dentro. Su padre era poderoso, como era el de Stara, y ambos les habían prohibido comunicarse con cualquiera de los otros MacGil. Nunca viajaron allí otra vez, y Reece había permanecido despierto en agonía, pensando, soñando, cómo podía ver a Stara otra vez. Él sabía por sus cartas que ella sentía lo mismo.

Un dГ­a dejaron de llegar sus cartas. Reece sospechГі que fueron interceptadas de alguna manera, pero nunca lo supo con certeza. Sospechaba que las suyas tampoco le llegaban a ella. Con el tiempo, Reece, incapaz de seguir adelante, tuvo que tomar la dolorosa decisiГіn de alejar los pensamientos que tenГ­a de ella de su corazГіn, habГ­a tenido que aprender a sacarlos de su mente. En los momentos mГЎs extraГ±os, la cara de Stara volverГ­a a Г©l, y nunca dejГі de preguntarse quГ© habГ­a sido de ella. ВїTodavГ­a pensaba en Г©l, tambiГ©n? ВїSe habГ­a casado con otra persona?

Ahora, al verla otra vez, todos los recuerdos regresaron. Reece se dio cuenta de cГіmo ardГ­a todo todavГ­a en su corazГіn, como si nunca se hubiera ido de su lado. Ahora era una versiГіn mayor, mГЎs completa, mГЎs hermosa de sГ­ misma, si era posible. Ella era una mujer. Y su mirada era aГєn mГЎs fascinante de lo que alguna vez habГ­a sido. En aquella mirada Reece detectГі amor y se sintiГі restaurado al ver que todavГ­a sentГ­a el mismo amor por Г©l que Г©ste tenГ­a para ella.

Reece querГ­a pensar en Selese. Le debГ­a eso a ella. Pero aunque lo intentara, era imposible.

Reece caminГі con Stara a lo largo de la cresta de la montaГ±a, ambos en silencio, sin saber quГ© decir. ВїDonde podrГ­a empezar uno a llenar el espacio de todos esos aГ±os perdidos?

"He oГ­do que te casarГЎs pronto", dijo finalmente Stara, rompiendo el silencio.

Reece sintiГі un agujero en el estГіmago. Pensar en casarse con Selese siempre le habГ­a traГ­do un torrente de amor y entusiasmo; pero ahora, viniendo de Stara, lo hacГ­a sentirse desolado, como si la hubiese traicionado.

"Lo siento", respondiГі Reece.

No sabГ­a quГ© decir. QuerГ­a decir: "No la amo. Ahora veo que fue un error. Quiero cambiar todo. Mejor quiero casarme contigo.

Pero Г©l sГ­ amaba a Selese. TenГ­a que reconocerlo a sГ­ mismo. Era un tipo diferente de amor, tal vez no tan intenso como su amor por Stara. Reece estaba confundido. No sabГ­a lo que estaba pensando o sintiendo. ВїQuГ© amor era mГЎs fuerte? ВїExistГ­a incluso tal cosa como un grado cuando se trataba del amor? ВїCuando amas a alguien, no significa que lo amas, pase lo que pase? ВїCГіmo podrГ­a ser un amor mГЎs fuerte?

"ВїLa amas?", preguntГі Stara.

Reece respirГі profundo, sintiГ©ndose atrapado en una tormenta emocional, sin saber cГіmo responder. Caminaron por un tiempo, Г©l cavilando, hasta que finalmente fue capaz de responder.

"Sí la amo", respondió, angustiado. “No puedo mentir”.

Reece parГі y tomГі la mano de Stara por primera vez.

Ella se detuvo y se volviГі hacia Г©l.

"Pero tambiГ©n te amo", aГ±adiГі Г©l.

Vio que sus ojos se llenaron de esperanza.

"ВїMe amas mГЎs?" preguntГі suavemente, esperanzada.

Reece lo pensГі mucho.

"Te he amado toda mi vida", dijo finalmente. "Tú eres el único rostro de amor que he conocido. Eres lo que el amor significa para mí. Amo a Selese. Pero contigo… es como si fueras parte de mí. Como mi propio ser. Como algo de lo que no puedo prescindir".

Stara sonriГі. TomГі su mano y siguieron caminando uno al lado del otro, ella balanceГЎndose ligeramente, con una sonrisa en su rostro.

"No sabes cuántas noches pasé extrañándote", admitió ella, apartando la mirada. "Mis palabras fueron llevadas en alas de muchos halcones – sólo para ser removidas por mi padre. Después de la ruptura, no podía llegar a ti. Incluso intenté una o dos veces a escondidas, ir en un barco al continente – y me atraparon".

Reece se sentГ­a abrumado al escuchar todo esto. Г‰l no lo sabГ­a. Siempre se habГ­a preguntado quГ© habГ­a sentido Stara despuГ©s de la ruptura. Oyendo esto, sintiГі un fuerte apego a ella, mayor que nunca. Г‰l sabГ­a ahora que no era sГіlo Г©l quien se habГ­a sentido asГ­. No se sentГ­a tan loco. Lo que tenГ­an, de hecho, era real.

"Y nunca dejГ© de soГ±ar contigo", respondiГі Reece.

Finalmente llegaron a la cГєspide de la cordillera, y se detuvieron y se quedaron allГ­ uno al lado del otro, mirando juntos a las Islas Superiores. Desde este punto podГ­an ver todo, a travГ©s de la cadena de islas en el ocГ©ano, la niebla por encima de ella, las olas rompiendo abajo, los cientos de barcos de Gwendolyn alineados a lo largo de las costas rocosas.

AllГ­ permanecieron en silencio por un tiempo muy largo, tomados de las manos, saboreando el momento. Saboreando finalmente, estar juntos, despuГ©s de todos estos aГ±os y de toda la gente y sucesos de la vida que trataban de mantenerlos separados.

"Finalmente, estamos aquí, juntos – e irónicamente, es ahora que estás más prohibido, a unos días de tu boda. Parece como si siempre hubiera algo destinado a interponerse entre nosotros".

"Y sin embargo, estoy aquГ­ hoy", respondiГі Reece. "ВїTal vez el destino nos estГЎ diciendo otra cosa?".

Ella apretГі su mano fuerte, y Reece tambiГ©n apretГі la de ella. Al mirarla, el corazГіn de Reece se acelerГі, y se sintiГі mГЎs confundido que nunca en su vida. ВїTodo esto debГ­a suceder? ВїDebГ­a encontrarse con Stara, para verla antes de su boda, para prevenirlo de cometer un error y casarse con otra persona? ВїEl destino, despuГ©s de todos estos aГ±os, estaba tratando de reunirlos despuГ©s de todo?

Reece no pudo evitar sentir que asГ­ era. SintiГі que la habГ­a encontrado por algГєn golpe de suerte, quizГЎs para darle una Гєltima oportunidad antes de su boda.

"Lo que el destino une, ningГєn hombre puede separarlo", dijo Stara.

Sus palabras se clavaron en Reece mientras ella lo miraba, hipnotizГЎndolo.

"Muchos eventos en nuestra vida han intentado mantenernos separados", dijo Stara. "Nuestros pueblos. Nuestras patrias. El océano. El tiempo… Sin embargo, nada ha sido capaz de separarnos. Han pasado tantos años y nuestro amor sigue tan fuerte. ¿Es una coincidencia que me vieras antes de casarte? El destino nos está diciendo algo. No es demasiado tarde”.

Reece la mirГі, con el corazГіn palpitando aceleradamente. Г‰l la mirГі, con sus ojos translГєcidos que reflejaban el cielo y el mar, conteniendo mucho amor por Г©l. Se sentГ­a mГЎs confundido que nunca e incapaz de pensar con claridad.

"Tal vez deberГ­a cancelar la boda", dijo Г©l.

"No soy yo quien debe decГ­rtelo", contestГі. "Debes preguntarle a tu corazГіn".

"En este momento", dijo Г©l, "mi corazГіn me dice que eres tГє a quien amo. Eres a quien siempre he amado".

Ella lo mirГі con sinceridad.

"Nunca he querido a otro", dijo ella.

Reece no pudo evitarlo. Se inclinГі y sus labios encontraron a los de ella. SintiГі que el mundo se fundГ­a alrededor de Г©l, se sintiГі lleno de amor, mientras ella lo besaba tambiГ©n.

Mantuvieron el beso hasta que ya no podГ­an respirar, hasta que Reece se dio cuenta, a pesar de lo que dentro de Г©l protestaba lo contrario, que nunca podrГ­a casarse con nadie mГЎs que con Stara.




CAPГЌTULO CUATRO


Gwendolyn estaba parada en un puente dorado. Sujetando su barandal, ella miraba hacia abajo sobre el borde y vio un rГ­o arrasador debajo de ella. Los rГЎpidos rugГ­an con furia, siempre elevГЎndose mientras observaba. Ella podГ­a sentir su rocГ­o desde aquГ­.

"Gwendolyn, mi amor".

Gwen se volviГі para ver a Thorgrin de pie en la otra orilla, tal vez a seis metros de distancia, sonriendo, estirando la mano.

"Ven conmigo", suplicГі. "Cruza el rГ­o".

Aliviada al verlo, Gwen comenzó a caminar hacia él – hasta que otra voz le hizo detenerse.

"Madre", se escuchГі una voz suave.

Gwen girГі para ver a un niГ±o parado en la orilla opuesta. Tal vez de unos diez aГ±os, era alto, orgulloso, de hombros anchos, con un mentГіn noble, una mandГ­bula fuerte y brillantes ojos grises. Como su padre. Llevaba una armadura brillante, hermosa, de un material que no reconocГ­a y tenГ­a armas de guerrero en su cinturГіn. Ella podГ­a sentir su poder desde aquГ­. Una fuerza imparable.

"Madre, te necesito", dijo.

El niГ±o extendiГі una mano y Gwen empezГі a ir hacia Г©l.

Gwen se detuvo y mirГі hacia adelante y hacia atrГЎs entre Thor y su hijo, cada uno extendiendo una mano y ella se sentГ­a desgarrada, en conflicto. Ella no sabГ­a hacia dГіnde ir.

De repente, mientras estaba ahГ­ parada, el puente colapsГі debajo de ella.

Gwendolyn gritГі al sentirse caer en los rГЎpidos.

Gwen cayГі en el agua helada con un golpe y caГ­das y dio volteretas en las aguas embravecidas. Ella flotaba, jadeando en busca de aire, y mirГі hacia atrГЎs para ver a su hijo y a su marido, de pie en la orilla opuesta, cada uno tendiendo sus manos, cada uno necesitГЎndola.

"ВЎThorgrin!", gritГі. A continuaciГіn: "ВЎHijo mГ­o!".

Gwen trataba de alcanzarlos a los dos, gritando – pero pronto se sintió cayendo en picado sobre el borde de una cascada.

Gwen gritГі mientras los perdГ­a de vista y cayГі cientos de metros hacia las rocas afiladas.

Gwendolyn despertГі gritando.

MirГі a su alrededor, cubierta de un sudor frГ­o, confundida, preguntГЎndose dГіnde estaba.

Poco a poco se dio cuenta de que yacГ­a en una cama, en una habitaciГіn oscura del castillo, con antorchas parpadeando a lo largo de las paredes. ParpadeГі varias veces, tratando de entender lo que habГ­a sucedido, todavГ­a jadeando. Lentamente, se dio cuenta de que era sГіlo un sueГ±o. Un sueГ±o horrible.

Los ojos de Gwen se ajustaron, y ella vio a varias asistentes, de pie en la habitaciГіn. Vio a Illepra y a Selese de pie a ambos lados de ella, poniendo compresas frГ­as a lo largo de sus brazos y piernas. Selese secaba suavemente su frente.

"Shhh", la consolГі Selese. "Fue sГіlo una pesadilla, mi seГ±ora".

Gwendolyn sintiГі que una mano apretaba la suya y ella mirГі y se sintiГі emocionada al ver a Thorgrin. Se arrodillГі al lado de su cama, sosteniendo su mano, con sus ojos brillando de alegrГ­a al verla despierta.

"Mi amor", dijo Г©l. "EstГЎs bien".

Gwendolyn parpadeó, tratando de averiguar dónde estaba, por qué estaba en la cama, qué estaba haciendo toda esta gente aquí. Entonces, de repente, mientras trataba de moverse, sintió un dolor horrible en el estómago – y recordó.

"¡Mi bebé!", gritó frenética, de repente. "¿Dónde está?". ¿El niño está vivo?”.

Gwen, desesperada, estudiГі las caras a su alrededor. Thor le apretГі firmemente la mano y sonriГі ampliamente, y ella supo que todo estaba bien. Se sentГ­a tranquilizada con esa sonrisa para toda la vida.

"EstГЎ vivo, sin duda", respondiГі Thor. "Gracias a Dios. Y a Ralibar. Ralibar los trajo volando, justo a tiempo".

"EstГЎ perfectamente sano", agregГі Selese.

De repente, se escuchГі un grito en el aire y Gwendolyn vio avanzar a Illepra, sosteniendo al bebГ© que lloraba, envuelto en una cobija, en sus brazos.

El corazГіn de Gwendolyn se sintiГі aliviado, y ella se puso a llorar. Ella comenzГі a llorar histГ©ricamente, al verlo. Se sentГ­a tan aliviada, que corrieron lГЎgrimas de alegrГ­a sobre ella. El bebГ© estaba vivo. Ella estaba viva. HabГ­an sobrevivido. De alguna manera, lo habГ­an hecho a travГ©s de esta terrible pesadilla.

Ella nunca se habГ­a sentido mГЎs agradecida en su vida.

Illepra se inclinГі hacia adelante y colocГі al bebГ© en el pecho de Gwen.

Gwendolyn se sentГі y lo mirГі, examinГЎndolo. Se sintiГі renacer al tocarlo, con el peso de Г©l en sus brazos, su olor, la forma en que se veГ­a. Ella lo meciГі y lo sostuvo firmemente, todo envuelto en mantas. Gwendolyn se sentГ­a llena de olas de amor por Г©l, de agradecimiento. Ella casi no lo podГ­a creer; habГ­a tenido un bebГ©.

En cuanto lo colocaron en sus brazos, el bebГ© de repente dejГі de llorar. Se quedГі muy quieto, se dio vuelta, abriГі los ojos y la mirГі bien.

Gwen sintió una sacudida por su cuerpo, mientras sus miradas se encontraban. El bebé tenía los ojos de Thor – de color gris, ojos brillantes que parecían venir de otra dimensión. Se miraron detenidamente. Mientras lo miraba, Gwendolyn sintió como si ya lo hubiera conocido en otro tiempo. De todo el tiempo.

En ese instante, Gwen sentГ­a un vГ­nculo mГЎs fuerte que con nada ni nadie en su vida. Ella lo apretГі fuerte y jurГі que nunca lo dejarГ­a ir. CaminarГ­a a travГ©s del fuego por Г©l.

"Se parece a ti, mi seГ±ora", le dijo Thor, sonriendo mientras se inclinaba y miraba junto con ella.

Gwen sonriГі, llorando, abrumada por la emociГіn. Ella nunca habГ­a estado tan feliz en su vida. Esto era todo lo que ella siempre habГ­a querido, estar aquГ­ con Thorgrin y su hijo.

"Sus ojos se parecen a los tuyos", respondiГі Gwen.

"Lo que aГєn no tiene es un nombre", dijo Thor.

"Tal vez deberГ­amos llamarlo como tГє", le dijo Thor a Gwendolyn.

Г‰l moviГі la cabeza, inflexible.

"No. Es hijo de su madre. Lleva tus rasgos. Un verdadero guerrero debe llevar el espГ­ritu de su madre y las habilidades de su padre. Necesita las dos cosas. Va a tener mis habilidades. Y debemos llamarlo como tГє".

"Entonces, ВїquГ© propones?", preguntГі ella.

Thor pensГі.

"Su nombre debe sonar como el tuyo. El hijo de Gwendolyn debería llamarse… Guwayne".

Gwen sonriГі. Al instante le encantГі su sonido.

"Guwayne", dijo. "Me gusta".

Gwen sonriГі ampliamente mientras sostenГ­a con firmeza al bebГ©.

"Guwayne", le dijo al niГ±o.

Guwayne se dio vuelta y abriГі los ojos nuevamente, y al mirarla, ella podrГ­a jurar haberlo visto sonreГ­r. SabГ­a que Г©l era demasiado joven para eso, pero vio un destello de algo y estaba segura de que aprobГі el nombre.

Selese se inclinГі hacia adelante y aplicГі un bГЎlsamo en los labios de Gwen y le dio algo de beber, un lГ­quido espeso, oscuro. Gwen inmediatamente se sintiГі reanimada. Ella sintiГі que volvГ­a lentamente a ser ella misma.

"ВїCuГЎnto tiempo he estado aquГ­?", preguntГі Gwen.

"Ha estado dormida casi dos dГ­as, mi seГ±ora", dijo Illepra. "Desde el gran eclipse".

Gwen cerró los ojos y recordó. De pronto recordó todo. Recordó el eclipse, el granizo, el terremoto… Nunca había visto nada igual.

"Nuestro bebГ© presagia grandes augurios", dijo Thor. "El reino entero fue testigo de los acontecimientos. Ya se habГ­a hablado de su nacimiento, en todos lados".

Mientras Gwen sostenГ­a al niГ±o con fuerza, sintiГі un calor a travГ©s de ella, y sintiГі lo especial que era Г©l. Su cuerpo entero se estremeciГі mientras lo abrazaba, y supo que no era un niГ±o comГєn y corriente. Se preguntГі quГ© clase de poderes corrГ­an en su sangre.

MirГі a Thor, sorprendida. ВїEste muchacho es un druida, tambiГ©n?

"ВїLlevas aquГ­ todo este tiempo?" le preguntГі a Thor, al darse cuenta de que habГ­a estado a su lado todo este tiempo y llena de gratitud hacia Г©l.

"AsГ­ es, mi seГ±ora. Vine en cuanto me enterГ©. Menos anoche. PasГ© la noche en el Lago de las Tristezas. Orando por tu recuperaciГіn".

Gwen se puso a llorar otra vez, incapaz de controlar sus emociones. Ella nunca se habГ­a sentido mГЎs contenta en su vida; sostener a este niГ±o la hacГ­a sentir completa de una manera que no creГ­a posible.

A pesar de sГ­ misma, Gwen recordГі ese momento fatГ­dico en el Mundo de las Tinieblas, en la elecciГіn que fue obligada a tomar. Ella apretГі la mano de Thor y sujetГі al bebГ© con fuerza, queriendo a ambos cerca de ella, queriendo que ambos estuvieran con ella para siempre.

Sin embargo, sabГ­a que uno de ellos tendrГ­a que morir. Ella lloraba y lloraba.

"ВїQuГ© pasa, mi amor?", preguntГі Thor, finalmente.

Gwen meneГі la cabeza, incapaz de decirle.

"No te preocupes", dijo. "Tu madre todavГ­a vive. Si por eso estГЎs llorando".

Gwen recordГі de repente.

"Ella estГЎ gravemente enferma", agregГі Thor. "Pero todavГ­a hay tiempo para verla".

Gwen sabГ­a que tenГ­a que hacerlo.

"Tengo que verla", dijo. "LlГ©vame con ella ahora".

"ВїEstГЎ segura, mi seГ±ora?", preguntГі Selese.

"En su condiciГіn, usted no se debe mover", aГ±adiГі Illepra. "Su parto fue anormal, y debe recuperarse. Tiene suerte de estar viva".

Gwen meneГі la cabeza, inflexible.

"Voy a ver a mi madre antes de que muera. LlГ©venme con ella. Ahora".




CAPГЌTULO CINCO


Godfrey estaba sentado en el centro de la larga mesa de madera, en la taberna, con una jarra de cerveza en cada mano, cantando con el grupo grande de los MacGil y los McCloud, aporreando sus tarros en la mesa, con el resto de ellos. Todos se balanceaban hacia adelante y hacia atrГЎs, golpeando sus tarros para puntuar cada frase, la cerveza se derramaba sobre el dorso de sus manos y sobre la mesa. Pero a Godfrey no le importaba. Estaba inmerso en la bebida, como habГ­a estado todas las noches esta semana, y se sentГ­a bien.

A cada lado de Г©l estaban sentados Akorth y Fulton y al mirar de un lado a otro, se sintiГі satisfecho de ver a decenas de MacGil y McCloud alrededor de la mesa, antiguos enemigos, todos en este evento para consumir bebidas, que Г©l habГ­a organizado. Godfrey habГ­a tomado varios dГ­as peinando la zona montaГ±osa, para llegar a este punto. Al principio, los hombres habГ­an sido cautelosos; pero cuando Godfrey habГ­a rodado los barriles de cerveza, entonces las mujeres empezaron a llegar.

HabГ­a comenzado con pocos hombres, desconfiando unos de los otros, manteniendo sus propios lados de la sala. Pero mientras Godfrey intentaba llenarВ  la taberna, encaramada aquГ­ en esta cumbre de la zona montaГ±osa, los hombres empezaron a tomar confianza, a interactuar. Godfrey sabГ­a que no habГ­a nada como el seГ±uelo de cerveza gratis para reunir a los hombres.

Lo que los habГ­a llevado al extremo, lo que les habГ­a hecho ser como hermanos, fue que Godfrey habГ­a llevado mujeres. Godfrey habГ­a llamado a todos sus contactos en ambos lados de la zona montaГ±osa para despejar los burdeles y habГ­a pagado a todas las mujeres generosamente. Llenaron la taberna con los soldados, la mayorГ­a sentados en el regazo de un soldado, y todos los hombres estaban contentos. Las mujeres bien pagadas estaban felices, los hombres estaban felices, y en la taberna entera habГ­a alegrГ­a y ГЎnimo, mientras los hombres dejaban de centrarse en los demГЎs y en cambio se enfocaban en la bebida y las mujeres.

Mientras avanzaba la noche, Godfrey comenzГі a escuchar la conversaciГіn entre ciertos MacGil y McCloud acerca de convertirse en amigos, haciendo planes para ir a patrullar juntos. Era exactamente el tipo de vinculaciГіn que su hermana le habГ­a enviado a lograr, y Godfrey se sentГ­a orgulloso de sГ­ mismo por haberlo logrado. TambiГ©n se habГ­a divertido en el camino, sus mejillas estaban rosadas con tanta cerveza. Se dio cuenta de que habГ­a algo, en esta cerveza McCloud; era mГЎs fuerte en este lado del altiplano e y se subГ­a directamente a la cabeza.

Godfrey sabía que había muchas maneras de fortalecer el ejército, de unir a la gente y gobernar. La política era una cosa; el gobierno era otra; la aplicación de la ley era otra. Pero ninguna llegaba a los corazones de los hombres. Godfrey, por todas sus faltas, sabía cómo llegar al hombre común. Él era el hombre común. Aunque tenía la nobleza de la familia real, su corazón siempre había estado con las masas. Tenía cierta sabiduría, nacido de las calles, que todos esos caballeros de Los Plateados brillantes nunca tendrían. Estaban por encima de todo. Y Godfrey los admiraba por eso. Pero Godfrey se dio cuenta de que había cierta ventaja al estar por debajo de todo, también. Le daba una perspectiva diferente a la humanidad – y a veces uno necesitaba ambas perspectivas para entender al pueblo. Después de todo, los mayores errores que los reyes siempre habían cometido, provenían de no estar en contacto con la gente.

"Estos McCloud saben beber", dijo Akorth.

"No defraudan", agregГі Fulton, mientras dos tarros mГЎs se deslizaban por la mesa delante de ellos.

"Esta bebida es demasiado fuerte", dijo Akorth, dejando salir un gran eructo.

"No extraГ±o a nuestro pueblo en absoluto", aГ±adiГі Fulton.

A Godfrey le picaron las costillas, y miró y vio a algunos hombres McCloud, sacudiéndose demasiado duro, riendo demasiado alto, borrachos, mientras mimaban a las mujeres. Godfrey se dio cuenta de que estos McCloud, eran más bruscos que los MacGil. Los MacGil eran rudos, pero los McCloud – había algo a ellos, algo poco civilizado. Al examinar la taberna con su ojo experto, Godfrey vio a los McCloud sosteniendo a sus mujeres de manera apretada, golpeando sus tarros con demasiada fuerza, dándose codazos con fuerza. Había algo acerca de estos hombres que ponía nervioso a Godfrey, a pesar de todos los días que había pasado con ellos. De alguna manera, no confiaba totalmente en estas personas. Y cuanto más tiempo pasaba con ellos, más empezaba a entender por qué los dos clanes estaban separados. Se preguntaba si alguna vez podrían llegar a unirse.

La bebida alcanzГі su apogeo, y pasaban mГЎs tarros, el doble que antes y los McCloud no disminuГ­an, mientras los soldados generalmente lo hacГ­an en este punto. En cambio, estaban bebiendo mГЎs, muchГ­simo mГЎs. Godfrey, sin quererlo, empezГі a sentirse un poco nervioso.

"ВїCrees que los hombres pueden beber demasiado?", le preguntГі Godfrey a Akorth.

Akorth se mofГі.

"ВЎEs una pregunta sacrГ­lega!", dijo con brusquedad.

"ВїCГіmo se te ocurre?", preguntГі Fulton.

Pero Godfrey vigilaba de cerca cГіmo un McCloud, tan borracho que apenas veГ­a, tropezГі con un grupo de compaГ±eros, derribГЎndolos con estrГ©pito.

Por un momento hubo una pausa, mientras la gente se dio vuelta para mirar al grupo de soldados en el suelo.

Pero entonces los soldados se levantaron, gritando y riendo y aplaudiendo, y para alivio de Godfrey, la fiesta continuГі.

"ВїCreen que ya han tenido suficiente?", preguntГі Godfrey, empezando a preguntarse si esto habГ­a sido una mala idea.

Akorth le mirГі sin comprender.

"ВїSuficiente?", preguntГі. "ВїExiste tal cosa?".

Godfrey notГі que Г©l mismo tenГ­a dificultad para pronunciar las palabras, y su mente no estaba tan aguzada como le hubiera gustado. AГєn asГ­, estaba empezando a sentir que algo giraba en la habitaciГіn, como si algo no estuviera bien, como debГ­a ser. Fue demasiado, como si la habitaciГіn hubiera perdido todo sentido de la moderaciГіn.

"ВЎNo la toques!", gritГі alguien repentinamente. "ВЎElla es mГ­a!".

El tono de la voz era sombrГ­o, peligroso, atravesando el aire y haciendo que Godfrey se diera vuelta.

Al otro lado del pasillo, un soldado MacGil estaba parado, erguido, discutiendo con un McCloud; McCloud extendiГі la mano y le arrebatГі a una mujer del regazo de MacGil, envolviendo un brazo alrededor de su cintura y tirando de ella hacia atrГЎs.

"Ella era tuya. ВЎAhora es mГ­a! ВЎBГєscate a otra!".

La expresiГіn de MacGil se hizo sombrГ­a, y sacГі su espada. El sonido distintivo se oyГі en la habitaciГіn, haciendo que todos voltearan a ver.

"ВЎDije que ella es mГ­a!", gritГі.

Su rostro era de un rojo brillante, el pelo enmaraГ±ado con sudor, y toda la habitaciГіn observaba, notando el tono fГєnebre.

Todo se detuvo abruptamente y la sala quedГі en silencio, mientras en ambos lados de la habitaciГіn, todos miraban, paralizados. McCloud, un hombre grande y fornido, hizo una mueca, tomГі a la mujer y la arrojГі con fuerza a un lado. Ella saliГі volando hacia la multitud, tropezando y cayendo.

Era evidente que a McCloud no le importaba la mujer; estaba claro que el derramamiento de sangre era lo que realmente querГ­a, no a la mujer.

McCloud sacГі su espada y lo enfrentГі.

"ВЎVa a ser tu vida por ella!", dijo McCloud.

Los soldados se alejaron en ambos lados, dejando un pequeГ±o claro para pelear, y Godfrey vio que todos se ponГ­an tensos. SabГ­a que tenГ­a que parar esto antes de que se convirtiera en una guerra total.

Godfrey saltГі sobre la mesa, deslizГЎndose sobre jarras de cerveza, corriГі por el pasillo hacia el centro del claro, entre los dos hombres, extendiendo sus manos para mantenerlos a raya.

"ВЎSeГ±ores!", gritГі, arrastrando las palabras. TratГі de concentrarse, para hacer que su mente pensara con claridad, y sinceramente lamentГі haber bebido tanto como lo hizo.

"ВЎAquГ­ todos somos hombres!", gritГі. "ВЎTodos somos un pueblo! ВЎUn ejГ©rcito! ВЎNo hay necesidad de una pelea! ВЎHay un montГіn de mujeres para todos! ВЎNinguno de los dos lo dijo en serio!".

Godfrey se dio vuelta hacia MacGil, y MacGil estaba allГ­ parado, frunciendo el ceГ±o, sosteniendo su espada.

"Si se disculpa, lo aceptarГ©", dijo MacGil.

McCloud se quedГі allГ­ parado, confundido, entonces repentinamente suavizГі su expresiГіn, y sonriГі.

"ВЎEntonces me disculpo!", gritГі McCloud, extendiendo su mano izquierda.

Godfrey se hizo a un lado, y MacGil la tomГі con recelo, los dos se dieron la mano.

Sin embargo, al hacerlo, McCloud apretГі la mano de MacGil, lo acercГі de un tirГіn, levantГі su espada y lo apuГ±alГі en el pecho.

"Ofrezco disculpas", aГ±adiГі, "ВЎpor no matarte antes! ВЎEscoria de MacGil!".

MacGil cayГі al suelo, dГ©bil, la sangre brotaba hacia el suelo.

Estaba muerto.

Godfrey se quedГі en estado de shock. Г‰l estaba sГіlo a 30 centГ­metros de distancia de los soldados, y no podГ­a evitar sentir que esto, de alguna manera, era culpa suya. Г‰l habГ­a alentado a MacGil a bajar su guardia; era quien habГ­a intentado negociar la tregua. Г‰l habГ­a sido traicionado por este McCloud, habГ­a hecho el ridГ­culo delante de todos sus hombres.

Godfrey no estaba pensando con claridad, y estimulado por la bebida, algo dentro de Г©l lo hizo reaccionar.

Con un movimiento rГЎpido, Godfrey se agachГі, arrebatГі la espada del MacGil muerto, se acercГі y apuГ±alГі a McCloud en el corazГіn.

McCloud lo mirГі en estado de shock, y luego se desplomГі al suelo, muerto, con la espada todavГ­a incrustada en su pecho.

Godfrey mirГі su mano ensangrentada y no podГ­a creer lo que habГ­a hecho. Era la primera vez que mataba a un hombre. No sabГ­a que podГ­a hacerlo.

Godfrey no habГ­a planeando matarlo; ni siquiera lo habГ­a pensado cuidadosamente. Algo dentro de Г©l lo superГі, una parte que exigГ­a venganza por la injusticia.

La sala de repente entrГі en caos. Desde todos los ГЎngulos, los hombres gritaban y se atacaban unos a otros, enfurecidos. Los sonidos de las espadas siendo sacadas llenГі la habitaciГіn y Godfrey sintiГі que Akorth lo empujaba con fuerza fuera del camino, justo antes de que una espada le fuera a caer en la cabeza.

Otro soldado – Godfrey no podía recordar quién o por qué – lo agarró y lo arrojó a la mesa llena de cervezas y la última cosa que Godfrey recordaba era que se deslizó por la mesa de madera, que su cabeza chocó con cada tarro de cerveza, hasta que finalmente cayó al suelo, golpeando su cabeza y deseando estar en cualquier parte, menos aquí.




CAPГЌTULO SEIS


Gwendolyn, en silla de ruedas, con Guwayne en sus brazos, se preparГі mientras los asistentes abrГ­an las puertas y Thor la llevaba hacia la habitaciГіn de su madre enferma. Los guardias de la reina inclinaron la cabeza y se hicieron a un lado, Gwen sostuvo al bebГ© con fuerza, mientras entraban a la habitaciГіn oscura. La habitaciГіn era silenciosa, sofocante, sin aire. Las antorchas brillaban dГ©bilmente en ambas paredes. Ella podГ­a sentir la muerte en el aire.

Guwayne, pensГі. Guwayne. Guwayne.

Dijo el nombre silenciosamente en su cabeza, una y otra vez a sГ­ misma, tratando de concentrarse en otra cosa, menos en su madre moribunda. Al pensar en ello, el nombre le daba tranquilidad, la llenaba de calidez. Guwayne. El niГ±o milagro. Amaba a este bebГ© mГЎs de lo que podrГ­a decir.

Gwen querГ­a que su madre lo viera antes de morir. Ella querГ­a que su madre estuviera orgulloso de ella, y querГ­a la bendiciГіn de su madre. TenГ­a que admitirlo. A pesar de su problemГЎtico pasado, Gwen querГ­a la paz y resoluciГіn de su relaciГіn antes de que muriera. Ahora estaba en un estado frГЎgil, y el hecho de que se habГ­a vuelto mГЎs cercana a su madre estas Гєltimas lunas, sГіlo hizo que Gwen se sintiera aГєn mГЎs angustiada.

Gwen sintiГі que su corazГіn se estrujaba mientras las puertas se cerraban detrГЎs de ella. MirГі alrededor de la habitaciГіn y vio una docena de asistentes junto a su madre, gente de la vieja guardia a quienes reconociГі, que solГ­an cuidar a su padre. La habitaciГіn estaba llena de gente. Era la guardia de la muerte. Al lado de su madre, por supuesto, estaba Hafold, su sirvienta fiel hasta el final, haciendo guardia, no dejando que nadie se acercara, como lo habГ­a hecho toda su vida.

Mientras Thor acercaba a Gwendolyn a la cabecera de su madre, Gwen quiso levantarse, inclinarse sobre su madre, para darle un abrazo. Pero su cuerpo todavГ­a le dolГ­a y en su estado, ella no podГ­a hacerlo.

En cambio, extendiГі una mano y sostuvo la muГ±eca de su madre. Estaba frГ­a al tacto.

Al hacerlo, su madre, allГ­ acostada inconsciente, lentamente abriГі un ojo. Su madre miraba sorprendida y contenta a Gwen y lentamente abriГі los ojos y la boca para hablar.

PronunciГі algunas palabras, pero sonaban como un jadeo. Gwen no podГ­a entenderla.

Su madre aclarГі su garganta y agitГі su mano hacia Hafold.

Hafold inmediatamente se inclinГі, acercando su oГ­do a la boca de la reina.

"SГ­, mi seГ±ora". Hafold preguntГі.

“Haz salir a todos. Quiero estar a solas con mi hija y Thorgrin".

Hafold mirГі brevemente a Gwen, resentida, entonces respondiГі: "como usted desee, mi seГ±ora".

Hafold inmediatamente rodeГі a todos y los guiГі hacia la puerta; luego volviГі y tomГі otra vez su posiciГіn al lado de la reina.

"A solas", le repitiГі la reina a Hafold, con una mirada cГіmplice.

Hafold mirГі hacia abajo, sorprendida, y luego le dio una mirada de celos a Gwen y saliГі rГЎpidamente de la habitaciГіn, cerrando la puerta con firmeza detrГЎs de ella.

Gwen se sentó ahí con Thor, aliviada de que se hubieran ido. Había una manta pesada de muerte en el aire. Gwendolyn lo sentía – su madre no estaría con ella mucho tiempo.

Su madre apretГі la mano de Gwen y Gwen apretГі la de ella. Su madre sonriГі, y una lГЎgrima rodГі por su mejilla.

"Estoy contenta de verte", dijo su madre. SaliГі como un susurro, apenas audible.

Gwen sentГ­a ganas de llorar otra vez, y tratГі de ser fuerte, de contener sus lГЎgrimas por el bien de su madre. Pero no podГ­a evitarlas; las lГЎgrimas brotaron de repente y ella llorГі y llorГі.

"Madre", dijo ella. "Lo siento. Lo siento mucho. Todo”.

Gwen se sentГ­a superada por la tristeza de no haber estado mГЎs cerca de ella en la vida. Las dos nunca se habГ­an entendido. Sus personalidades habГ­an chocado siempre y nunca pudieron ver las cosas del mismo modo. Gwen lamentaba la relaciГіn que habГ­an tenido, aunque ella no tuviera la culpa. Ella deseaba, en retrospectiva, que hubiese habido algo que pudiera haber dicho o hecho para que fuera diferente. Pero habГ­an estado en ambos lados del espectro con todo en sus vidas. Y parecГ­a que ningГєn esfuerzo de ambas partes podrГ­a cambiar eso. Eran sГіlo dos seres humanos muy diferentes, atrapadas en la misma familia, atrapadas en una relaciГіn de madre e hija. Gwen nunca fue la hija que ella hubiera querido, y la reina nunca fue la madre que hubiera querido Gwen. Gwen se preguntГі por quГ© habГ­an sido destinadas a estar juntas.

La reina asintiГі con la cabeza, y Gwen pudo ver que ella entendiГі.

"Soy yo la que lo lamenta", respondiГі. "Eres una hija excepcional. Y una reina excepcional. Una reina mucho mejor de lo que fui yo. Y una gobernante mejor de lo que fue tu padre. Г‰l estarГ­a orgulloso. Mereces a una madre mejor que yo".

Gwen se habГ­a secado las lГЎgrimas.

"Fuiste una buena madre".

Su madre meneГі la cabeza.

"Fui una buena reina. Y una esposa devota. Pero no fui una buena madre. Al menos no para ti. Creo que vi demasiado de mí en ti. Y eso me asustó”.

Gwen apretГі su mano, llorando, deseando que pudieran tener mГЎs tiempo juntas, deseando que pudieran haber hablado asГ­ antes en sus vidas. Ahora que era reina, ahora que las dos eran mayores, y ahora que ella tenГ­a un hijo, Gwen querГ­a a su madre aquГ­. QuerГ­a ser capaz de convertirla en su asesora. Pero irГіnicamente, el tiempo en que la querГ­a mГЎs alrededor de ella, era la vez en que no podrГ­a tenerla.

"MamГЎ, quiero presentarte a mi hijo. Mi hijo. Guwayne".

Los ojos de la reina se abrieron de par en par por la sorpresa, y levantГі la cabeza en la almohada y mirГі hacia abajo y vio, por primera vez, a Gwen con Guwayne en sus brazos.

La reina suspirГі y se incorporГі mГЎs, luego estallГі en sollozos.

"Ay, Gwendolyn", dijo su madre. Es el bebГ© mГЎs hermoso que he visto".

Ella estirГі la mano y tocГі a Guwayne, poniendo sus dedos en su frente, y al hacerlo, llorГі con mГЎs fuerza.

Su madre se volviГі lentamente y mirГі a Thor.

"SerГЎs un buen padre", dijo. "Mi esposo te amaba. He venido a entender por quГ©. Estaba equivocada acerca de ti. PerdГіname. Me alegra que estГ©s con Gwendolyn".

Thor asintiГі solemnemente, estirГі la mano y apretГі el hombro de la reina mientras ella alargaba la mano hacia Г©l.

"No hay nada que perdonar", dijo.

La reina se volviГі y mirГі a Gwendolyn, y su mirada se endureciГі; Gwen vio algo en su interior que cambiaba, vio a la exreina regresar a la vida.

"Te enfrentas a muchas pruebas ahora", dijo su madre. "He estado llevando la cuenta de todas ellas. TodavГ­a tengo a mi gente en todas partes. Temo por ti".

Gwendolyn le acariciГі la mano.

"Madre, no te preocupes por eso ahora. No es momento para asuntos del estado".

Su madre meneГі la cabeza.

"Siempre es tiempo para los asuntos del estado. Sobre todo ahora. Los funerales, no lo olvides, son asuntos de estado. No son eventos familiares; son polГ­ticos".

Su madre tosiГі durante mucho tiempo, luego respirГі profundamente.

"No tengo mucho tiempo, asГ­ que escucha mis palabras", dijo, con su voz mГЎs dГ©bil. "TГіmalas en serio. Aunque no quieras escucharlas".

Gwen se inclinГі mГЎs cerca y asintiГі solemnemente.

"Lo que sea, madre".

"No te fГ­es de Tirus. Te va a traicionar. No confГ­es en su gente. Esos MacGil, no son como nosotros. SГіlo tienen el apellido. No olvides esto".

Su madre respirГі con dificultad, tratando de recobrar el aliento.

"No confГ­es en los McCloud, tampoco. No pienses que puedes lograr la paz".

Su madre resollГі, y Gwen pensГі en eso, tratando de captar su significado mГЎs profundo.

"MantГ©n fuerte a tu ejГ©rcito y a tus defensas mГЎs fuertes. Cuanto mГЎs te des cuenta de que la paz es una ilusiГіn, asegurarГЎs mГЎs la paz".

Su madre respirГі con dificultad otra vez, durante mucho tiempo, cerrando los ojos, y le rompiГі el corazГіn a Gwen ver el esfuerzo que era esto para ella.

Por un lado, Gwen pensГі que quizГЎs esas eran las palabras de una reina moribunda que habГ­a estado harta demasiado tiempo; pero por otro lado, ella no pudo evitar admitir que habГ­a cierta sabidurГ­a en ellas, tal vez la sabidurГ­a que ella misma no querГ­a reconocer.

Su madre abriГі sus ojos de nuevo.

"Tu hermana, Luanda", susurrГі. "La quiero en mi funeral. Ella es mi hija. Mi primogГ©nita".

Gwendolyn respirГі, sorprendida.

"Ella ha hecho cosas terribles, merecedoras del exilio. Pero permГ­tele esta gracia, solo una vez. Cuando me entierren, quiero que ella estГ© allГ­. No rechaces la solicitud de una madre moribunda".

Gwendolyn suspirГі, indecisa. Ella querГ­a complacer a su madre. Sin embargo, no querГ­a permitir que Luanda regresara, no despuГ©s de lo que habГ­a hecho.

"Prométemelo", dijo su madre, sujetando firmemente la mano de Gwen. “Prométemelo”.

Finalmente, Gwendolyn asintiГі con la cabeza, al darse cuenta de que no podГ­a decir que no.

"Te lo prometo, madre".

Su madre suspirГі y asintiГі, satisfecha, entonces se recostГі en su almohada.

"Madre", dijo Gwen, aclarando su garganta. "Quiero que le des la bendiciГіn a mi hijo".

Su madre abriГі los ojos dГ©bilmente y la mirГі, luego los cerrГі y moviГі lentamente la cabeza.

"El bebГ© ya tiene todas las bendiciones que un niГ±o puede desear. Tiene mi bendiciГіn, pero Г©l no la necesita. Ya verГЎs, hija mГ­a, que tu hijo es mucho mГЎs poderoso que tГє o que Thorgrin o cualquier persona que haya venido antes o que vendrГЎ en el futuro. Todo fue profetizado hace aГ±os".

Su madre respirГі con dificultad durante mucho tiempo y justo cuando Gwen pensaba que habГ­a muerto, cuando se estaba preparando para salir, su madre abriГі los ojos una Гєltima vez.

"No olvides lo que tu padre te enseГ±Гі", dijo ella, con su voz tan dГ©bil que apenas podГ­a hablar. "A veces un reino estГЎn mГЎs en paz cuando estГЎ en guerra".




CAPГЌTULO SIETE


Steffen galopaba por el polvoriento camino, hacia el este de la Corte del Rey, como habГ­a hecho durante dГ­as, seguido por una docena de miembros de la guardia de la reina. Honrado de que la reina le hubiese encomendado esta misiГіn y decidido a cumplirla, Steffen habГ­a viajado de ciudad en ciudad, acompaГ±ado por una caravana de carrozas reales, cada una cargada con oro y plata, moneda real, suministros de construcciГіn, maГ­z, grano, trigo y diversas provisiones y materiales de construcciГіn de todo tipo. La reina estaba decidida a llevar ayuda a todas las pequeГ±as aldeas del Anillo, para ayudarles a reconstruir tambiГ©n, y en Steffen, habГ­a encontrado a un misionero decidido.

Steffen ya habГ­a visitado muchos pueblos, habГ­a llevado vagones llenos de suministros en nombre de la reina, con cuidado y precisiГіn asignГЎndolos a los pueblos y familias mГЎs necesitadas. Se habГ­a enorgullecido al ver la alegrГ­a en sus rostros mientras repartГ­a suministros y asignaba mano de obra para ayudar a reconstruir las aldeas perifГ©ricas de la Corte del Rey. Un pueblo a la vez, a nombre de Gwendolyn, Steffen estaba ayudando a restablecer la fe en el poder de la reina, el poder de la reconstrucciГіn del Anillo. Por primera vez en su vida, la gente no se fijaba en su aspecto, la gente lo trataba con respeto, como una persona normal. Le encantaba la sensaciГіn. Las personas estaban empezando a darse cuenta de que ellos no habГ­an sido olvidados por esta reina, y Steffen estaba encantado de ser parte de la ayuda para difundir su amor y devociГіn a ella. No habГ­a nada que quisiera mГЎs.

El destino quiso que la ruta que la reina le habГ­a fijado a Steffen, despuГ©s de muchos pueblos, lo llevara a su propia aldea, al lugar en que fue criado. Steffen tenГ­a una sensaciГіn de temor, un hoyo en el estГіmago, al darse cuenta de que su propio pueblo era el siguiente en la lista. QuerГ­a dar la vuelta, hacer lo que fuera para evitarlo.

Pero él sabía que no podía hacerlo. Él le había prometido a Gwendolyn cumplir con su deber y su honor estaba en juego – aunque eso le exigía regresar al mismo lugar que ocupaban sus pesadillas. Era el lugar donde estaba toda la gente que había conocido mientras crecía, la gente que había sentido gran placer en atormentarlo, en burlarse de la forma que tenía. Las personas que le habían hecho sentir profundamente avergonzado de sí mismo. Una vez que se había ido, había prometido no volver nunca, no volver con su familia otra vez. Ahora, irónicamente, su misión le llevaba aquí, requiriendo que les destinara todos los recursos que pudieran necesitar, en nombre de la reina. El destino había sido demasiado cruel.

Steffen llegГі a una colina y tuvo el primer atisbo de su pueblo. SintiГі un vuelco en el estГіmago. De sГіlo verlo, se sintiГі mal consigo mismo. Empezaba a disminuirse, a sentirse menos y era una sensaciГіn que odiaba. Se habГ­a estado sintiendo tan bien, mejor que nunca en su vida, especialmente teniendo en cuenta su nueva posiciГіn, su sГ©quito, el responder directamente a la reina. Pero ahora, viendo este lugar, recordГі la forma en que la gente solГ­a percibirlo. Odiaba la sensaciГіn.

ВїEstas personas estaban todavГ­a aquГ­?, se preguntaba. ВїEran tan crueles como siempre habГ­an sido? Esperaba que no fuera asГ­.

Si Steffen se topaba con su familia aquГ­, ВїquГ© les dirГ­a? ВїQuГ© le dirГ­an a Г©l? Cuando vieran el lugar que habГ­a logrado, ВїestarГ­an orgullosos? Г‰l habГ­a logrado un puesto y rango mГЎs alto que cualquiera de su familia, o aldea habГ­a logrado. Era uno de los asesores mГЎs altos de la reina, un miembro del Consejo interno real. EstarГ­an atГіnitos al saber lo que Г©l habГ­a logrado. Finalmente, tendrГ­an que admitir que habГ­an estado equivocados todo el tiempo acerca de Г©l. Que no era un inГєtil, despuГ©s de todo.

Steffen esperaba que tal vez, eso serГ­a lo que sucederГ­a. Tal vez, finalmente, su familia lo admirarГ­a y lograrГ­a una reivindicaciГіn entre su pueblo.

Steffen y su caravana real se detuvieron ante las puertas de la pequeГ±a ciudad, y Steffen se dirigiГі a todos para que se detuvieran.

Steffen se dio vuelta y enfrentГі a sus hombres, una docena de guardias reales de la reina que lo miraron, esperando sus instrucciones.

"Me esperarГЎn aquГ­", dijo Steffen. "Afuera de las puertas de la ciudad. No quiero que mi gente los vea todavГ­a. Quiero enfrentarlos solo".

"SГ­, Comandante", respondieron.

Steffen desmontГі, queriendo caminar el resto del camino, para entrar en la ciudad a pie. No querГ­a que su familia viera su caballo real, ni a su sГ©quito real. QuerГ­a ver cГіmo reaccionarГ­an al saber cГіmo estaba, sin ver su posiciГіn o rango. Hasta se quitГі las marcas reales en su ropa nueva, arrancГЎndolas y dejГЎndolas en la silla.

Steffen pasГі por las puertas hacia el pequeГ±o y feo pueblo que recordaba, que olГ­a a perros salvajes, pollos sueltos en las calles, ancianas y niГ±os persiguiГ©ndolos. Caminaba las hileras e hileras de casas, algunas hechas de piedra, pero la mayorГ­a hechas de paja. Las calles estaban en mala forma, llenas de agujeros y desechos animales.

Nada habГ­a cambiado. DespuГ©s de todos estos aГ±os, nada habГ­a cambiado en absoluto.

Steffen finalmente llegГі al final de la calle, girГі a la izquierda y su estГіmago se tensГі al ver la casa de su padre. Se veГ­a como siempre, una pequeГ±a casa de madera con un techo inclinado y una puerta torcida. El cobertizo en la parte trasera estaba donde obligaban a dormir a Steffen. La visiГіn lo hizo querer demolerlo.

Steffen se acercГі a la puerta, que estaba abierta, se quedГі en la entrada y mirГі dentro.

Se quedГі atГіnito al ver a toda su familia ahГ­: a su padre y a su madre, a todos sus hermanos y hermanas, todos ellos hacinados en esa casita, como siempre habГ­an estado. Todos ellos reunidos alrededor de la mesa, como siempre, peleando por las sobras, riendo unos con otros. Aunque nunca habГ­an reГ­do con Steffen. SГіlo de Г©l.

Todos se veГ­an mayores, pero fuera de eso, seguГ­an igual. Les miraba a todos, asombrado. ВїRealmente provenГ­a de estas personas?

La madre de Steffen fue la primera en verlo. Se volviГі, y al verlo, jadeГі, dejГі caer su plato, rompiГ©ndolo en el piso.

Su padre volteГі a continuaciГіn, luego todos los demГЎs, todos en estado de shock al verlo de nuevo. Cada uno de ellos tenГ­a una expresiГіn desagradable, como si hubiese llegado un huГ©sped inoportuno.

"Entonces", dijo su padre lentamente, con el ceГ±o fruncido, rodeando la mesa para acercarse a Г©l, limpiando la grasa de sus manos con una servilleta de una manera amenazadora, "has regresado, despuГ©s de todo".

Steffen recordГі que su padre solГ­a hacer nudo esa servilleta, mojarla y azotarlo con ella.

"ВїQuГ© pasa?", agregГі su padre, con una sonrisa siniestra en su rostro. "ВїNo pudiste triunfar en la gran ciudad?".

"PensГі que era demasiado bueno para nosotros. ВЎY ahora tiene que venir corriendo a su casa como un perro!", gritГі uno de sus hermanos.

"ВЎComo un perro!", repitiГі una de sus hermanas.

Steffen estaba en plena ebulliciГіn, respirando con dificultad, pero se obligГі a sГ­ mismo a cerrar la boca, para no descender a su nivel. DespuГ©s de todo, estas personas eran provincianas, estaban llenas de prejuicios, era el resultado de pasar toda la vida encerrados en un pequeГ±o pueblo; Г©l, sin embargo, habГ­a visto el mundo y sabГ­a mГЎs.

Sus hermanos – de hecho, todos en la sala – se rieron de él en la pequeña aldea.

La Гєnica que no se reГ­a, y estaba mirГЎndolo, con los ojos abiertos de par en par, era su madre. Se preguntГі si tal vez era la Гєnica rescatable. Se preguntГі si tal vez estarГ­a feliz de verlo.

Pero lentamente meneГі la cabeza.

"Ay, Steffen", dijo, "no debiste haber venido aquГ­. No eres parte de esta familia".

Sus palabras, dichas tranquilamente, sin malicia, hirieron a Steffen, mГЎs que nada.

"Г‰l nunca lo fue", dijo su padre. "Es una bestia. "ВїQuГ© haces aquГ­, muchacho?". ВїVuelves por mГЎs sobras?".

Steffen no respondiГі. No tenГ­a el don del habla, de responder ingeniosa y rГЎpidamente y ciertamente no en una situaciГіn emocional como Г©sta. Se puso tan nervioso, que apenas pudo hablar. HabГ­a tantas cosas que deseaba decirles a todos. Pero no pudo pronunciar ni una palabra.

En cambio se quedГі allГ­, furioso, en silencio.

"ВїEl gato te mordiГі la lengua?", dijo su padre burlonamente. "Entonces, alГ©jate de mi camino. Me estГЎs haciendo perder el tiempo. Este es nuestro gran dГ­a, y no vas a arruinarlo".

Su padre empujГі a Steffen fuera del camino mientras corrГ­a delante de Г©l, afuera de la puerta, mirando a ambos lados. Toda la familia esperГі y mirГі, hasta que su padre regresГі, gruГ±endo, decepcionado.

"ВїYa llegaron?", preguntГі su madre, esperanzada.

Steffen meneГі la cabeza.

"No sГ© donde podrГ­an estar", dijo su padre.

Luego se dirigiГі a Steffen, enojado, poniГ©ndose de un rojo brillante.

"QuГ­tate de la puerta", gritГі. "Estamos esperando a un hombre muy importante, y estГЎs bloqueando el camino. Vas a arruinarlo, Вїverdad?, como siempre lo arruinas todo. QuГ© inoportuno eres, aparecer en un momento como Г©ste. El comandante de la reina llegarГЎ aquГ­ en cualquier momento, para distribuir alimentos y suministros a nuestro pueblo. Este es nuestro momento para solicitarle. Y mГ­rate", se mofГі su padre, "estГЎs ahГ­, bloqueando la puerta. Si te ve, se seguirГЎ de largo. CreerГЎ que somos una casa de fenГіmenos".

Sus hermanos y hermanas rompieron en carcajadas.

"ВЎUna casa de fenГіmenos!", repitiГі uno de ellos.

Steffen se quedГі allГ­ parado, poniГ©ndose de un rojo brillante, mirando a su padre, quien lo encarГі con el ceГ±o fruncido.

Steffen, demasiado nervioso para responder, lentamente le dio la espalda, meneГі la cabeza y saliГі por la puerta.

Steffen saliГі a la calle, y al hacerlo, hizo una seГ±al a sus hombres.

De repente, decenas de relucientes carruajes reales aparecieron, corriendo a travГ©s de la aldea.

"ВЎYa vienen!", gritГі el padre de Steffen.

Toda la familia de Steffen saliГі corriendo, yendo mГЎs allГЎ de Г©l, quien estaba ahГ­ parado, haciendo espacio a los carros, a la guardia real.

Toda la guardia real se dio vuelta y mirГі a Steffen.

"Mi seГ±or", dijo uno de ellos, "Вїlo distribuimos aquГ­ o continuamos?".

Steffen estaba parado allГ­, con las manos en la cadera y mirГі a su familia.

Al unГ­sono, toda su familia se volviГі y, sorprendidos mГЎs allГЎ de las palabras, miraron a Steffen. SeguГ­an mirando hacia adelante y hacia atrГЎs entre Steffen y la guardia real, totalmente atГіnitos, como si fueran incapaces de comprender lo que estaban viendo.

Steffen caminГі despacio, montГі su caballo real y se sentГі delante de todos los demГЎs, en su silla de oro y Los Plateados, mirando a su familia

"ВїMi seГ±or?", repitiГі su padre. "ВїEs una especie de broma de mal gusto? ВїTГє? ВїEl comandante real?".

Steffen simplemente se sentГі allГ­, mirando a su padre y sacudiГі su cabeza.

"Es cierto, padre", respondido Steffen. "Yo soy el comandante real".

"No puede ser", dijo su padre. "No puede ser. ВїCГіmo podrГ­a una bestia ser elegido como guardia de la Reina?".

De repente, dos guardias reales desmontaron, sacaron sus espadas y corrieron hacia el padre de Г©l. MantenГ­an las puntas de sus espadas en su garganta, con firmeza, presionando lo suficiente para que su padre abriera sus ojos de par en par, de miedo.

"Insultar a un hombre de la reina, es insultar a la reina", gruГ±Гі uno de los hombres al padre de Steffen.

Su padre tragГі saliva, aterrorizado.

"Mi seГ±or, Вїencarcelamos a este hombre?", preguntГі el otro a Steffen.

Steffen analizГі a su familia, vio el asombro en todas sus caras y debatiГі.

"¡Steffen!". Su madre se acercó corriendo, abrazando sus piernas, suplicando. “¡Por favor! ¡No encarceles a tu padre! Y por favor, danos las provisiones. ¡Las necesitamos!".

"ВЎTГє nos debes!", espetГі su padre. "Por todo lo que te di, toda tu vida. Nos debes".

"ВЎPor favor!", suplicГі su madre. No lo sabГ­amos. ВЎNo tenГ­amos idea de lo que habГ­as logrado! ВЎPor favor, no lastimes a tu padre!".

Ella cayГі de rodillas y comenzГі a llorar.

Steffen simplemente moviГі la cabeza hacia esa gente mentirosa, decepcionante, sin honor, quienes no habГ­an sido nada mГЎs que crueles con Г©l toda su vida. Ahora que se dieron cuenta de que era alguien, querГ­an algo de Г©l.

Steffen decidiГі que no merecГ­an ni siquiera una respuesta de Г©l.

TambiГ©n se dio cuenta de algo: toda su vida habГ­a puesto a su familia en un pedestal. Como si fueran los grandes, los perfectos, los exitosos, a los que querГ­a imitar. Pero ahora se dio cuenta de que lo contrario era cierto. Toda su crianza habГ­a sido un gran engaГ±o. Esta gente era simplemente patГ©tica. A pesar de su forma, estaba por encima de todos ellos. Por primera vez, se dio cuenta de eso.

MirГі a su padre, a punta de espada y una parte de Г©l querГ­a hacerle daГ±o. Pero otra parte de Г©l se dio cuenta de una Гєltima cosa: no merecГ­an su venganza, tampoco. TendrГ­an que ser alguien para merecerlo. Y ellos no eran nadie.

Se dirigiГі a sus hombres.

"Creo que este pueblo estarГЎ bien por su propia cuenta", dijo.

PateГі su caballo, y en una gran nube de polvo, saliГі de la ciudad, Steffen estaba decidido a no volver a este lugar.




CAPГЌTULO OCHO


Los asistentes abrieron las puertas de roble antiguas y Reece se apresurГі a salir del mal tiempo, mojado por el viento azotador y la lluvia de las Islas Superiores al refugio seco de la fortaleza de Srog.В  Inmediatamente se sintiГі aliviado de estar seco y cerrГі la puerta detrГЎs de Г©l, limpiando el agua de su pelo y cara, y vio a Srog apresurГЎndose para darle un abrazo.

Reece lo abrazГі tambiГ©n. Siempre habГ­a tenido un lugar cГЎlido para este gran guerrero y lГ­der, este hombre que los habГ­a conducido a Silesia tan bien, que habГ­a sido leal al padre de Reece y aГєn mГЎs leal a su hermana. Ver a Srog, con su barba rГ­gida, hombros anchos y sonrisa amistosa, le trajo recuerdos de su padre, de la vieja guardia.

Srog se inclinГі hacia atrГЎs y puso su mano carnosa sobre el hombro de Reece.

"Cada vez te pareces mГЎs a tu padre conformeВ  envejeces", dijo con calidez.

Reece sonriГі.

"Espero que eso sea bueno".

"Lo es", respondiГі Srog. "No habГ­a hombre mejor. Hubiera caminado por el fuego por Г©l".

Srog se dio vuelta y condujo a Reece a travГ©s de la sala, con todos sus hombres detrГЎs de ellos, mientras se dirigГ­an a la fortaleza.

"Eres una persona agradable de ver en este lugar miserable", dijo Srog. "Estoy agradecido con tu hermana por enviarte".

"Parece que elegГ­ un mal dГ­a para venir de visita", dijo Reece mientras pasaban por una ventana al aire libre, con lluvia azotando a pocos metros de distancia.

Srog sonriГі.

"Todos son malos dГ­as aquГ­", respondiГі. "Pero puede cambiar de un momento a otro. Dicen que en las Islas Superiores experimentan las cuatro estaciones en un solo dГ­a, y he venido a comprobar que es verdad".

Reece mirГі hacia elВ  pequeГ±o y vacГ­o patio del castillo, poblado con un puГ±ado de antiguos edificios de piedra, de color gris, que parecГ­an mezclarse en la lluvia. Pocas personas estaban afuera, y esos bajaban sus cabezas contra el viento y se apresuraban a ir de un lugar a otro. Esta isla parecГ­a ser un lugar solitario y desolado.

"ВїDГіnde estГЎn todas las personas?", preguntГі Reece.

Srog suspirГі.

"Los de las Islas Superiores se quedan en casa. Guardan las distancias. Ellos están repartidos. Este lugar no es como Silesia, o como la Corte del Rey. Aquí, viven en la isla. No se congregan en las ciudades. Son un pueblo extraño, solitario. Terco y fortalecido – como el clima".

Srog guiГі a Reece por un pasillo y dieron vuelta en la esquina y entraron al Gran SalГіn.

En la sala estaba sentada una docena de los hombres de Srog, soldados con sus botas y armadura, sombrГ­amente sentados alrededor de una mesa cerca de las llamas. Los perros dormГ­an alrededor del fuego, y los hombres comГ­an grandes trozos de carne y arrojaban los restos a los perros. Ellos miraron a Reece y gruГ±eron.

Srog condujo a Reece hacia la fogata. Reece se frotГі las manos ante las llamas, agradecido por su calor.

"SГ© que no tienes mucho tiempo antes de que tu embarcaciГіn salga", dijo Srog. "Pero al menos querГ­a despedirte con calidez y ropa seca".

Un asistente se acercГі y le entregГі a Reece un conjunto de ropa seca y una malla, exactamente de su tamaГ±o. Reece mirГі a Srog con sorpresa y gratitud mientras se quitaba la ropa mojada y la reemplazaba con esas.

Srog sonriГі. "Tratamos bien a nuestra gente aquГ­", dijo. "PensГ© que lo necesitabas, por como es este lugar".

"Gracias", dijo Reece, sintiГ©ndose mГЎs abrigado. "Nunca lo habГ­a necesitado mГЎs". Г‰l habГ­a estado temiendo navegar con la ropa mojada, y esto era exactamente lo que Г©l necesitaba.

Srog empezГі a hablar de polГ­tica, un largo monГіlogo y Reece asintiГі amablemente, fingiendo escuchar. Pero en el fondo, Reece estaba distraГ­do. Se sentГ­a abrumado pensando en Stara, y no podГ­a quitГЎrsela de la mente. No podГ­a dejar de pensar en su encuentro, y cada vez que pensaba en ella, su corazГіn se agitaba de emociГіn.

Tampoco podía dejar de pensar, con temor, en la tarea que tenía delante de él en tierra firme, decirle a Selese – y a todos los demás – que la boda se cancelaba. No quería hacerle daño. Pero no tenía otra opción.

“¿Reece?”, repitió Srog.

Reece parpadeГі y lo mirГі.

“¿Me oyes?”, preguntó Srog.

"Lo siento", dijo Reece. "ВїQuГ© dijiste?",

"PreguntГ© si tu hermana habГ­a recibido mis envГ­os", dijo Srog.

Reece asintiГі, tratando de concentrarse.

"Por supuesto", respondiГі Reece. "Es por eso que me enviГі aquГ­. Me pidiГі venir contigo, para escuchar de primera mano lo que estГЎ pasando".

Srog suspirГі, mirando a las llamas.

"He estado aquí seis lunas", dijo, "y te aseguro, que los de las Islas Superiores no son como nosotros. Son MacGil sólo de nombre. Carecen de las cualidades de tu padre. No son sólo tercos – no son de fiar. Ellos sabotean las embarcaciones de la reina diariamente; de hecho, ellos sabotean todo lo que hacemos aquí. No nos quieren aquí. No quieren nada del continente – a menos que sea invadirlo, por supuesto. He concluido que para vivir en armonía, no será a su manera".

Srog suspirГі.

"Perdemos el tiempo aquГ­. Tu hermana deberГ­a retirarse. Dejarlos a su propio destino".

Reece asintiГі con la cabeza, escuchando, frotando sus manos ante la chimenea, cuando de repente, el sol saliГі de las nubes, y el tiempo sombrГ­o y hГєmedo se transformГі a un dГ­a de verano claro y brillante. SonГі un cuerno a lo lejos.

"¡Tu nave!". Srog gritó. ”Debemos irnos. Debes navegar antes de que el clima regrese. Te veré salir".

Srog llevГі a Reece por una puerta lateral del fuerte, y Reece estaba asombrado, mientras entrecerraba los ojos en la luz del sol brillante. Era como si el dГ­a perfecto de verano hubiese vuelto otra vez.

Reece y Srog caminaron rГЎpidamente, lado a lado, seguidos por varios de los hombres de Srog, crujiendo las piedras debajo de sus botas, mientras andaban por las colinas y tomaban su camino por las sinuosas rutas hacia la orilla distante. Pasaron rocas grises y colinas rodeadas de rocas y acantilados salpicados de cabras que se aferraban a las laderas y mascaban malezas. Mientras se acercaban a la costa, alrededor de ellos sonaban las campanas del agua, advirtiendo a los barcos de la niebla.

"Puedo ver personalmente las condiciones que estГЎn enfrentando", dijo Reece finalmente, mientras caminaban. No son fГЎciles. Has hecho funcionar las cosas aquГ­ por mucho mГЎs tiempo de lo que otros habrГ­an logrado, estoy seguro de ello. Has hecho un buen trabajo. Me asegurarГ© de decГ­rselo a la reina".

Srog asintiГі con la cabeza, en agradecimiento.

"Agradezco que digas eso", comentГі.

"¿Cuál es el origen del descontento de la gente?", preguntó Reece. "Ellos son libres, después de todo. Nos les hacemos ningún daño – de hecho, les traemos provisiones y protección".

Srog sacudiГі la cabeza.

"Ellos no descansarГЎn hasta que Tirus quede libre. Consideran una vergГјenza personal que su lГ­der estГ© en la cГЎrcel".

"Y tienen suerte de que sГіlo estГ© en la cГЎrcel y no haya sido ejecutado por sus traiciones".

Srog asintiГі con la cabeza.

"Es cierto. Pero esta gente no entiende eso".

"ВїY si lo liberamos?", preguntГі Reece. "ВїCon eso habrГ­a paz?".

Srog sacudiГі la cabeza.

"Lo dudo. Creo que sГіlo los envalentonarГ­a para otro descontento".

"Entonces ВїquГ© hay que hacer?", preguntГі Reece.

Srog suspirГі.

"Abandonar este lugar", dijo. "Y lo mГЎs rГЎpidamente posible. No me gusta lo que veo. Siento que se agita una revuelta".

"Sin embargo, los superamos en hombres y barcos".

Srog sacudiГі la cabeza.

"Eso es nada más una ilusión", dijo. "Están bien organizados. Estamos en su terreno. Tienen un millón de formas sutiles de sabotaje que no podemos anticipar. Estamos aquí sentados en un nido de serpientes”.

"Pero Matus no", dijo Reece.

"Es cierto", respondiГі Srog. "Pero Г©l es el Гєnico".

Hay alguien mГЎs, pensГі Reece. Stara. Pero mantuvo sus pensamientos para sГ­ mismo. OГ­r todo eso lo hizo querer rescatar a Stara, sacarla de este lugar tan pronto como fuera posible. JurГі que lo harГ­a. Pero primero tenГ­a que volver y arreglar sus asuntos. Luego podrГ­a volver por ella.

Mientras caminaban por la arena, Reece vio la embarcaciГіn ante Г©l, sus hombres esperaban.

Se detuvo ante ella, y Srog se volviГі hacia Г©l y estrechГі su hombro con calidez.

"Voy a contarle todo esto a Gwendolyn", dijo Reece. "Le dirГ© tus preocupaciones. Sin embargo, sГ© que estГЎ decidida con estas islas. Las considera como parte de una estrategia mayor para el Anillo. Por ahora, al menos, debes mantener la armonГ­a aquГ­. No importa lo que cueste. ВїQuГ© necesitas? ВїMГЎs embarcaciones? ВїMГЎs hombres?"

Srog sacudiГі la cabeza.

"Ni todos los hombres ni embarcaciones del mundo cambiarГЎn a la gente de estas Islas Superiores. Lo Гєnico que lo harГЎ, es el filo de la espada".

Reece lo mirГі horrorizado.

"Gwendolyn nunca matarГ­a a gente inocente", dijo Reece.

"Lo sГ©", respondiГі Srog. "Es por eso que sospecho que muchos de nuestros hombres morirГЎn"




CAPГЌTULO NUEVE


Stara estaba parada en los parapetos de la fortaleza de su madre, una fortaleza de piedra cuadrada tan antigua como la isla, el lugar en el cual Stara habГ­a vivido desde que su madre habГ­a muerto. Stara caminГі hasta el borde, agradecida de que el sol finalmente hubiera sido liberado en este dГ­a dramГЎtico y mirГі hacia el horizonte, con una inusual buena visibilidad y vio zarpar el barco de Reece a lo lejos. Ella vio su embarcaciГіn apartarse de la flota, la mirГі todo el tiempo que pudo mientras su barco navegaba en el horizonte, cada onda lo llevaba mГЎs y mГЎs lejos de ella.

PodГ­a ver la embarcaciГіn de Reece todo el dГ­a, sabiendo que Г©l iba en ella. No soportaba verla partir. SentГ­a como si una parte de su corazГіn, una parte de sГ­ misma, se fuera de la isla.

Finalmente, despuГ©s de tantos aГ±os en esta isla solitaria, horrible y estГ©ril, Stara se sentГ­a llena de alegrГ­a. Su encuentro con Reece le habГ­a hecho sentir viva otra vez. HabГ­a restaurado el vacГ­o que sentГ­a dentro de ella y que no sabГ­a ni siquiera que la habГ­a estado carcomiendo todos estos aГ±os. Ahora que sabГ­a que Reece podrГ­a cancelar la boda, que regresarГ­a por ella, que los dos se casarГ­an, que finalmente estarГ­an juntos para siempre, Stara sentГ­a que todo iba a estar bien en el mundo. Toda la miseria que ella habГ­a aguantado en su vida valdrГ­a la pena.

Por supuesto, tenía que admitir que había una pequeña parte de ella que se sentía mal por Selese. Stara nunca quería herir los sentimientos de los demás. Sin embargo, al mismo tiempo, Stara también sentía que su vida estaba en juego, su futuro, su esposo – y también sentía que era justo. Después de todo, Stara, había conocido a Reece toda su vida, desde que eran niños. Fue ella quien había sido el primer y único amor de Reece. Esta nueva chica, Selese, apenas conocía a Reece y sólo por un corto tiempo. Ciertamente no podría conocerlo como Stara.

Stara pensГі que Selese eventualmente podrГ­a superarlo y encontrar a alguien mГЎs. Pero si Stara lo perdГ­a, nunca podrГ­a superarlo. Reece era su vida. Su destino. Estaban destinados a ser pareja, lo habГ­an estado toda su vida. Reece era su hombre primero, y en todo caso, segГєn ella lo veГ­a, Selese se lo estaba quitando, y no al revГ©s. Stara sГіlo estaba recuperando lo que era legГ­timamente suyo.

A pesar de todo, Stara no podía haber tomado otra decisión, aunque lo hubiese intentado. Lo que sea que le hubiera dicho su mente racional fuera bueno o malo, ella no le haría caso. Toda su vida, todos a su alrededor – y su propia mente racional – también le habían dicho que estaba mal que los primos fueran pareja. Y aun así, ella no podía escuchar. Ella amaba y adoraba totalmente a Reece. Siempre había sido así. Y nada de lo que dijera o hiciera alguien podría cambiar eso. Tenía que estar con él. No había ninguna otra opción.

Mientras Stara estaba allГ­ parada, viendo cГіmo su embarcaciГіn se hacГ­a mГЎs pequeГ±a en el horizonte, repentinamente escuchГі unos pasos, alguien estaba en el techo de la fortaleza, y se volviГі para ver a su hermano, Matus, caminando rГЎpidamente hacia ella. Estaba contenta de verlo, como siempre. Stara y Matus prГЎcticamente habГ­an sido amigos toda su vida. Ellos habГ­an sido marginados del resto de su familia, del resto de las Islas Superiores; Stara y Matus despreciaban a sus hermanos y a su padre. Stara pensaba que Matus y ella misma eran mГЎs refinados, mГЎs nobles que los demГЎs; ella veГ­a a los otros miembros de la familia como traidores, indignos de confianza. Era como si ella y Matus tuvieran su propia pequeГ±a familia dentro de la familia.

Stara y Matus vivieron aquГ­ en plantas separadas en la fortaleza de su madre, aparte de los demГЎs, que vivГ­an en el castillo de Tirus. Ahora que su padre estaba en prisiГіn, su familia se dividiГі. Sus otros dos hermanos, Karus y Falus, los culpaban a ellos. Sin embargo, ella siempre podГ­a confiar en Matus, y siempre estaba ahГ­ para Г©l, tambiГ©n.

Los dos solГ­an hablar a menudo de dejar las Islas Superiores hacia tierra firme, uniГ©ndose a los otros MacGil. Y ahora, finalmente, toda esa charla estaba comenzando a parecer que podrГ­a convertirse en realidad, especialmente con todo el sabotaje que las Islas Superiores habГ­an estado inflingiendo a la flota de Gwendolyn. Stara no podГ­a soportar la idea de vivir aquГ­ ya.

"Hermano mГ­o", Stara lo saludГі, con un estado de ГЎnimo de felicidad.

Pero la expresiГіn de Matus era inusualmente sombrГ­a, y pudo ver inmediatamente que Г©l estaba preocupado por algo.

"ВїQuГ© ocurre?", preguntГі ella. "ВїQuГ© pasa?

Г‰l moviГі la cabeza con desaprobaciГіn.

"Creo que sabes lo que estГЎ mal, hermana mГ­a", dijo. "Nuestro primo. Reece. ВїQuГ© ha pasado entre ustedes dos?".

Stara enrojeciГі y le dio la espalda a Matus, mirando hacia el ocГ©ano. Ella se esforzГі por ver la embarcaciГіnde de Reece en la distancia, pero ya habГ­a desaparecido. Una ola de ira corriГі por ella; se habГ­a perdido del Гєltimo vistazo de Г©l.

"No es asunto tuyo", dijo ella.

Matus siempre había desaprobado la relación con su primo, y ya estaba harta. Era el punto de discordia entre ellos, y amenazaba con separarlos. A ella no le importaba lo que Matus – o cualquier otra persona – pensara. No era de su incumbencia, hasta donde ella sabía.

"Sabes que estГЎ por casarse, Вїno?", le preguntГі Matus, acusando, acercГЎndose a su lado.

Stara meneГі la cabeza, como queriendo alejar el pensamiento de su mente.

"Г‰l no se casarГЎ con ella", contestГі.

Matus parecГ­a sorprendido.

"ВїY cГіmo lo sabГ­as?", dijo Г©l, presionando.

Ella se dio vuelta hacia Г©l, decidida.

"Él me lo dijo. Y Reece no miente”.

Matus la mirГі, sorprendido. Entonces su expresiГіn se volviГі sombrГ­a.

"ВїEntonces le hiciste cambiar de parecer?".

Ella lo mirГі, desafiante, ahora enojada con ella misma.

"No necesitГ© onvencerlo de nada", dijo. "Era lo que Г©l querГ­a. Lo que eligiГі. Г‰l me ama. Siempre ha sido asГ­. Y yo lo amo".

Matus frunciГі el ceГ±o.

ВїY estГЎs de acuerdo entonces con destruir el corazГіn de esta chica, quienquiera que sea?".

Ella frunciГі el ceГ±o, no queriendo escuchar esto.

"Reece me amaba mucho antes de lo que amaba a esta chica nueva".

Matus no cejarГ­a.

"ВїY quГ© hay de todos los planes cuidadosamente establecidos del Reino? Te das cuenta de que esto no es sГіlo una boda. Es un teatro polГ­tico. Un espectГЎculo para las masas. Gwendolyn es la reina, y tambiГ©n es su boda. El reino entero y las tierras lejanas, estarГЎn allГ­ para observar. ВїQuГ© pasarГЎ cuando Reece cancele? ВїCrees que la reina lo tomarГЎ a la ligera? ВїPor todos los MacGil? HarГЎs que todo el Anillo sea un caos. Les pondrГЎs a todos en nuestra contra. ВїTus pasiones valen tanto?".

Stara mirГі a Matus, con frialdad, con endurecimiento.

"Nuestro amor es mГЎs fuerte que cualquier espectГЎculo. Que cualquier Reino. No podrГ­as entenderlo. Nunca has amado como nosotros".

Ahora Matus enrojeciГі. MoviГі la cabeza, evidentemente furioso.

"EstГЎs cometiendo el peor error de tu vida", dijo Г©l. "Y tambiГ©n Reece. Van a hacer caer a todo el mundo con ustedes. Es una decisiГіn tonta, egoГ­sta, infantil Tu amor infantil debe permanecer en el pasado".

Matus suspirГі, exasperado.

"EscribirГЎs una misiva y la enviarГЎs en el siguiente halcГіn a Reece. Le dirГЎs que has cambiado de parecer. Le pedirГЎs que se case con esta chica. Quienquiera que sea".

Stara sentГ­a hincharse de rabia hacia su hermano, una rabia como nunca habГ­a sentido.

"Te pasas de la raya", dijo. "No pretendas darme un consejo. TГє no eres mi padre. Eres mi hermano. Si vuelves a hablarme asГ­ una vez mГЎs, no vuelvas a dirigirme la palabra".

Matus la mirГі, claramente atГіnito. Stara nunca le habГ­a hablado asГ­ antes. Y lo decГ­a en serio. Sus sentimientos por Reece eran mucho mГЎs profundos que su vГ­nculo con su hermano. Mucho mГЎs profundo que cualquier otra cosa en su vida.

Matus, conmocionado y herido, finalmente se dio vuelta y se marchГі furioso.

Stara se dio vuelta y mirГі hacia el mar, esperando alguna seГ±al de la embarcaciГіn de Reece. Pero sabГ­a que estaba muy lejos.

Reece, pensГі. Te amo. MantГ©n el rumbo. Aunque enfrentes cualquier obstГЎculo, mantГ©n el rumbo. SГ© fuerte. Cancela la boda. Hazlo por mГ­". Por nosotros.

Stara cerrГі los ojos y apretГі sus manos, y rogГі y orГі a cada dios que conocГ­a para que Reece tuviera la fuerza para llevarlo a cabo. Para que volviera por ella. Para que los dos finalmente estuvieran juntos para siempre.

Sin importar lo que costara.




CAPГЌTULO DIEZ


Karus y Falus, los dos hijos de Tirus, bajaron rГЎpidamente por la escalera de piedra de espiral, descendiendo mГЎs y mГЎs profundamente, hacia la mazmorra donde estaba su padre. Odiaban la indignidad de tener que descender a este lugar para ver a su padre, un gran guerrero que habГ­a sido el rey legГ­timo de las Islas Superiores. Y en silencio, juraron venganza.

Sin embargo esta vez, llevaban noticias, que podrГ­a cambiar todo. Noticias que finalmente les daba un motivo de esperanza.

Karus y Falus marcharon hacia los soldados que hacГ­an guardia en la entrada de la prisiГіn, sabГ­an que eran hombres leales a la reina. Se detuvieron, enrojeciendo, odiando tener que sufrir la humillaciГіn de tener que pedir permiso para ver a su padre.

Los hombres de Gwendolyn los analizaron, como debatiendo, despuГ©s asintieron con la cabeza unos a otros, y dieron un paso adelante.

"Extiendan los brazos", ordenaron a Karus y a Falus.

Karus y Falus lo hicieron, maldiciendo, mientras los soldados les quitaban sus armas.

Luego abrieron las puertas de hierro, lentamente y los dejaron entrar, cerrando y dando un portazo y poniendo llave a las rejas, detrГЎs de ellos.

Karus y Falus sabГ­an que tenГ­an poco tiempo; sГіlo se les permitirГ­a a visitar a su padre por unos minutos, como lo habГ­an hecho, una vez por semana, desde que habГ­a sido encarcelado. DespuГ©s de eso, los hombres de Gwendolyn les ordenarГ­an irse.

Caminaron hasta el final del largo corredor de la mazmorra, todas las celdas estaban vacГ­as, su padre era el Гєnico que estaba aquГ­, en esta antigua prisiГіn. Finalmente, llegaron a la Гєltima celda de la izquierda, dГ©bilmente iluminada por una antorcha parpadeante contra la pared, y se dieron vuelta hacia los barrotes y se asomaron dentro, buscando a su padre.

Lentamente, Tirus surgiГі de los rincones oscuros de la celda y se acercГі a los barrotes. Los mirГі, con su rostro demacrado, su barba descuidada, sombrГ­o. MirГі con la expresiГіn desesperada de un hombre que sabГ­a que nunca volverГ­a a ver luz del dГ­a.

Los corazones de Karus y de Falus se desmoronaron al verlo. Les hacГ­a sentirse mГЎs resueltos para encontrar una manera de liberarlo y para vengarse de Gwendolyn.

"Padre", dijo Falus, esperanzado.

"Traemos noticias urgentes", dijo Karus.

Tirus los mirГі, con una pizca de esperanza en su tono.

"Hablen entonces", gruГ±Гі.

Falus aclarГі su garganta.

"Nuestra hermana, al parecer, ha vuelto a enamorarse de nuestro primo, Reece. Nuestros espГ­as nos dicen que los dos planean casarse. Reece pretende cancelar su boda en tierra firme y casarse con Stara".

"Debemos encontrar una manera de detenerlos", dijo Karus, indignado.

Tirus los vio, inexpresivo, pero pudieron ver su mirada penetrante, escuchando todo.

"ВїDebemos?", dijo Tirus lentamente. "ВїY eso por quГ©?".

Miraron a su padre, confundidos.

"ВїPor quГ©?", preguntГі Karus. "No podemos mezclar nuestra familia con la de Reece. El juego estarГ­a en manos de la reina. Nuestras familias se fusionarГ­an y ella ganarГ­a el control completo.

"EliminarГ­a toda la independencia que todavГ­a tiene nuestro pueblo", intervino Falus.

"Los planes ya estГЎn en marcha", aГ±adiГі Karus. "Y debemos encontrar una manera de detenerlos".

Esperaban una respuesta, pero Tirus moviГі lentamente la cabeza.

"Muchachos estГєpidos, estГєpidos", dijo lentamente, con su voz sombrГ­a, sacudiendo la cabeza una y otra vez. "ВїPor quГ© criГ© hijos tan estГєpidos? ВїNo les he enseГ±ado nada en todos estos aГ±os? TodavГ­a ven lo que estГЎ delante de ustedes, y no lo que estГЎ mГЎs allГЎ".

"No entendemos, padre".

Tirus hizo una mueca.

"Y por eso estoy en esta posiciГіn. Es por ello que no gobiernan ahora. Detener esta uniГіn serГ­a la cosa mГЎs estГєpida que harГ­an y lo peor que podrГ­a suceder a nuestra isla. Si nuestra Stara se casa con Reece, eso serГ­a lo mejor que podrГ­a ocurrirnos a todos".

Ellos lo miraron, confundidos, sin entender.

"ВїLo mejor? ВїCГіmo es eso?".

Tirus suspirГі, impaciente.

"Si nuestras dos familias se mezclan, Gwendolyn no puede tenerme encarcelado aquí. No tendría más remedio que liberarme. Todo cambiaría. No nos despojaría del poder – nos daría poder. Seríamos legítimos MacGil, estaríamos en la misma situación que en el continente. Gwendolyn estaría en deuda con nosotros. ¿No lo ven?", preguntó. "Un niño de Reece y Stara sería tan hijo nuestro como suyo".

"Pero Padre, no es normal. Son primos hermanos".

Tirus meneГі la cabeza.

"La polГ­tica no es normal, hijo mГ­o. "Pero esta uniГіn ocurrirГЎ, insistiГі Г©l, con determinaciГіn en su voz. "Y los dos harГЎn todo lo que estГ© en su poder para que ocurra".

Karus aclarГі su garganta, nervioso, incierto.

"Pero Reece ya saliГі hacia el continente", dijo. "Es demasiado tarde. Entendemos que Reece ya tomГі la decisiГіn".

Tirus se acercГі y golpeГі los barrotes de hierro, como si deseara golpear la cara de Karus, y Karus saltГі hacia atrГЎs, asustado.

"Son más tontos de lo que pensé", dijo Tirus. "Se asegurarán de que eso ocurra. Los hombres han cambiado de opinión en cosas menores que ésta. Y se asegurarán de que Reece cambie de parecer”.

"ВїCГіmo?", dijo Falus.

Tirus se quedГі pensando, acariciando su barba durante mucho tiempo. Por primera vez en muchas lunas, sus ojos estaban trabajando, con una mirada penetrante, pensando, formulando un plan. Por primera vez, habГ­a esperanza y optimismo en su mirada.

"Esta chica, Selese, con quien está a punto de casarse", dijo Tirus finalmente. "Deben llegar a ella. La encontrarán. Llevarán evidencia… evidencia del amor de Reece y de Stara. Se lo dirán a ella, antes de que él llegue. Se asegurarán de que ella se entere de que Reece está enamorado de otra persona. Así, en caso de que Reece cambie de opinión antes de que llegue a ella, será demasiado tarde. Nos aseguraremos de que se separen".

"Pero, ВїquГ© evidencia tenemos de su amor?", preguntГі Karus.

Tirus frotГі su barba, pensando. Finalmente, se avivГі.

"ВїRecuerdan esos pergaminos? ВїLos que interceptamos cuando Stara era joven? Las cartas de amor que ella le escribiГі a Reece. Las cartas que Г©l le escribiГі a ella".

Karus y Falus asintieron con la cabeza.

"SГ­", dijo Falus. "Interceptamos a los halcones".

Tirus asintiГі con la cabeza.

"Están en mi castillo. Llévenselos a ella. Díganle que son recientes y sean convincentes. Ella nunca sabrá de cuándo eran – y todo estará acabado".

Karus y Falus finalmente asintieron, sonriendo, dГЎndose cuenta de la profundidad de la astucia y sabidurГ­a de su padre.

Tirus les sonriГі por primera vez en mucho tiempo.

"Nuestra isla resucitarГЎ".




CAPГЌTULO ONCE


Thor estaba sentado sobre su caballo, yendo al mando de las filas de los reclutas de La LegiГіn, todos los chicos ansiosos estaban alineados, en posiciГіn de firmes ante Г©l, en la nueva arena de la LegiГіn.

Thor miraba a las docenas y docenas de nuevas caras, examinando a cada uno cuidadosamente, y sintiГі el peso de la responsabilidad. Los nuevos reclutas habГ­an llegado de todo el Anillo, todos deseosos de unirse a la LegiГіn reciГ©n reconstruida. Era una tarea titГЎnica elegir a la nueva cosecha de guerreros, a los hombres con quienes el Anillo contarГ­a en los prГіximos aГ±os.

Una parte de Thorgrin sentГ­a que Г©l no merecГ­a estar aquГ­; despuГ©s de todo, no hacГ­a tantas lunas atrГЎs que Г©l mismo esperaba ser seleccionado por la LegiГіn. Cuando pensaba en ello, sentГ­a que habГ­a ocurrido hacГ­a mucho tiempo, antes de conocer a Gwen, antes de que hubiera tenido un hijo, antes de que se hubiera convertido en guerrero. Ahora se encontraba aquГ­, para reconstruirlo, para encontrar reemplazos de todas las almas valientes que habГ­an muerto defendiendo el Anillo.

Mientras Thor miraba a los muchachos, vio el cementerio que habГ­a erigido, a todos los postes surgiendo de la tierra, brillando en los soles de la tarde, recordГЎndoles siempre de la LegiГіn que habГ­an conocido. HabГ­a sido idea de Thor enterrarlos aquГ­, en la periferia de la nueva arena, asГ­ podrГ­an estar siempre con ellos, siempre serГ­an recordados y vigilarГ­an a los nuevos reclutas. Thor podГ­a sentir sus espГ­ritus flotando encima de Г©l, ayudГЎndole, instГЎndole.

Sabiendo que sus hermanos de la LegiГіn, Reece y Conven y Elden y O'Connor, estaban en toda el Anillo en diversas tareas, Thor se sentГ­a cГіmodo, al menos, de ser el Гєnico que permanecГ­a aquГ­, cerca de casa, para concentrarse en esta tarea. Г‰l tambiГ©n habГ­a sido capitГЎn de la LegiГіn, asГ­ que parecГ­a normal ser el encargado de reconstruirlo.

Thor mirГі las decenas de muchachos ante Г©l, y tenГ­a grandes esperanzas para algunos, pero no para otros. Hicieron todo lo posible para cuadrarse mientras Г©l se acercaba, y podГ­a notar que algunos de ellos simplemente no eran guerreros; otros podrГ­an serlo, sin embargo, necesitaban mucho entrenamiento. HabГ­a una mirada de carГЎcter en todos sus ojos, una mirada de ansiedad, de miedo de lo que estaba por venir.

"ВЎSeГ±ores!", gritГі Thor. "Porque son todos hombres ahora, independientemente de su edad. El dГ­a que empuГ±en las armas para defender a su patria, para arriesgar su vida con sus hermanos, se convierten en hombres. Si se unen a La LegiГіn, lucharГЎn por el honor, por el valor. Eso es lo que constituye a un hombre, no su edad. ВїEntendido?".

"ВЎSГЌ, SEГ‘OR!", respondieron todos.

"He luchado con hombres del doble de mi edad que han muerto a mi lado", continuГі diciendo Thor. "Ser mayores no los hizo mГЎs hombres que yo. Tampoco los hizo mejores guerreros. Te conviertes en hombre al asumir las funciones masculinas; y te hace un mejor guerrero.




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